"Cuando las compañías de agregación y distribución de contenido se erijan como editores habrá dos malas noticias: uno, no lo son; dos, con la potencia que tienen para filtrar el acceso a la Red, si también se van a convertir en editores, a los demás nos van a convertir en agencias de información. Y a partir de ese momento se desconsiderarán nuestras marcas porque ellos serán los dos únicos editores del mundo, y a mí no me gusta un mundo con dos editores". Esta es la cita de Luis Enríquez, quien menciona también al premio Nobel Joseph Stiglitz, quien dijo que Google y Facebook deberían reconocer por fin su categoría de editores y dejar de huir de la responsabilidad que tienen sobre los contenidos. Nos estamos adentrando rápidamente en ese peligroso mundo que denuncia Enríquez.
Hay un montón de síntomas significativos. Por ejemplo, cuando Facebook lanza una revista de negocios llamada 'Grow'. Se trata de una gruesa revista en papel, trimestral, distribuida en Reino Unido y Europa del norte, dirigida a una audiencia de líderes empresariales. En su staff se enumera a un editor en jefe. Pero Facebook niega la evidencia, afirmando que es solo un programa de marketing empresarial que no vende ningún tipo de publicidad. La flagrante contradicción muestra sus evidencias.
Apple News planea ofrecer un servicio de suscripción premium. Tim Cook se ha propuesto crear 'el Netflix de las revistas'. Por otro lado, la empresa de la manzana estaría a punto de cerrar un acuerdo con unos estudios irlandeses para producir su primera película original, que sería de dibujos animados. La compañía tendría listo en 2019 su propio catálogo de películas y series.
Pero Microsoft tampoco quiere dejar que Google y Facebook se coman la tostada de las noticias, la apuesta de Satya Nadella para hacerse un hueco en el negocio del periodismo digital. Combinará la Inteligencia Artificial con una plantilla de 800 editores humanos, trabajando con más de 3.000 cabeceras de todo el mundo.
El negocio de la información se está convirtiendo rápidamente en una
batalla clave en la que el tamaño y los presupuestos están jugando de forma decisiva. Los editores tradicionales deben moverse rápidamente, fusionarse y adquirir volumen, o perderán la silla en este juego de futuro. El futuro ya está aquí.