El puñetazo en la mesa es evidente: Apple lleva una década marcando el paso en el desarrollo de la industria que creó, la del smartphone (y la de las tablets), y tiene circulando por el mundo más de 1.400 millones de dispositivos. Pero no controla lo que los usuarios hacen con ellos: si trabajan, es Microsoft quien se encarga de prestar el servicio con su popular paquete Office; si juegan, hay millares de desarrolladores creando videojuegos que arrasan; si ven películas y series, es Netflix, un pequeño videoclub reconvertido en gigante del entretenimiento, quien se encarga de liderar los títulos más demandados; si escuchan música, son unos jóvenes suecos, al frente de Spotify, quienes proporcionan millones de canciones; si pagan, cualquier banco decente tiene una app que permite hacerlo sin mayores problemas; si quieren ver televisión, las telcos han sabido posicionarse absorbiendo las plataformas de televisión de pago y liderando una industria casi hasta necesaria precisamente por la abundancia de la oferta existente; si leen noticias, hasta ahora lo hacen gratis en la app de cada periódico o directamente en redes sociales. ¿Dónde está Apple en todo eso? En tímidos intentos por competir, aunque incluso la timidez sea sinónimo de éxito para Apple, y, sobre todo, en los dispositivos.
Pero ni siquiera domina el parque de móviles: solo el 13,2 % de los terminales vendidos en 2018 en todo el mundo pertenecían a la firma de Cupertino. El resto están en manos de Google, principalmente. Y vender móviles ya no es el negocio que era, sobre todo cuando la industria ya no es capaz de sorprender cada año y los precios no tienen intención alguna de moderarse (todo lo contrario: continúan subiendo a pesar de que los mercados en los que todavía existen verdaderas oportunidades de crecimiento son India o países de África, y no Estados Unidos, Europa o China, donde parece haberse tocado techo en cuanto a penetración).
El dilema es evidente, pero tampoco es nuevo. Aunque el hecho de que la niña bonita de la bolsa haya sido penalizada por no cumplir sus objetivos de ventas tal vez refuerce la idea que rondaba a la compañía desde hacía tiempo: para seguir creciendo hay que crear algo nuevo más allá de un nuevo iPhone con alguna mejora cosmética. Y parece que los servicios son la clave, o al menos el intento. En parte, porque algunas de las compañías que más están dando que hablar se dedican a ello. Véase Netflix, precursora del multimillonario negocio del entretenimiento en streaming. Una compañía dispuesta a comerse el mundo y que en parte lo está consiguiendo: supera los 140 millones de abonados. Hay quien ve escaso margen de mejora en esas cifras, motivo por el que, tal vez, la compañía está comenzando a subir precios, una vez se ha hecho imprescindible para buena parte de la población. Hay quien piensa que todavía está todo por escribir en un sector que prácticamente cada semana alumbra una nueva plataforma, hasta el punto de que en Estados Unidos ya hay más de 200 servicios de vídeo bajo demanda de pago. Una burbuja por estallar que dará lugar a fusiones, cierres y compras. Y eso que ni siquiera ha llegado lo gordo: Disney ultima su propia y prometedora plataforma, alimentada con sus históricos contenidos y con las 600 películas que se ha adjudicado tras comprar 21st Century Fox por más de 71.000 millones de dólares. Warner Bros. también lanzará este año la suya. Facebook y YouTube están produciendo películas y series para competir en un mercado que ahora apunta al deporte con plataformas como DAZN y en el que Amazon no está escatimando ni un centavo para llevarse el gato al agua. ¿Dónde está Apple en todo esto? Hasta ahora, en ofrecer algunos contenidos previo pago en iTunes. Un modelo obsoleto al estar basado en el alquiler de un contenido concreto por un tiempo determinado. Los videoclubes son de otra época. Que se lo digan a Netflix.
Hay otros negocios en los que Apple ha estado más o menos ausente hasta el momento. Uno es el bancario-financiero. Su Apple Pay en poco difiere de Google Pay o Amazon Pay: una especie de PayPal que permite a los usuarios pagar de forma rápida, fácil y segura utilizando a estos gigantes como intermediarios entre el banco tradicional, su tarjeta de crédito y el comercio en cuestión. Llama la atención que a países como España Apple Pay haya llegado hace relativamente poco, y encima restringido a entidades bancarias concretas. Nada que ver con sus competidores, principalmente Google.
El próximo paso de Apple podría ser aglutinar todos sus 'servicios' en un único paquete llamado a arrasar.
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Otro negocio es el de la información, hasta ahora dominado en realidad por nadie. Es la próxima frontera del mundo digital: los medios tradicionales han asumido que su futuro es digital, pero la publicidad se ha demostrado una respuesta insuficiente. El negocio de los anuncios online está dominado por Google y Facebook, quienes durante años se han erigido en agregadores de contenidos de terceros por los que no han pagado un céntimo y con los que han hecho negocio controlando los anuncios y los datos. Los medios se han plantado y ahora trabajan en el levantamiento de sus propios muros de pago, modelos de suscripción que obligarán a los usuarios a pasar por caja. La medida tiene aires de temporalidad, pues no es comprensible un modelo en el que cada periódico ofrezca su producto de pago en un mercado acostumbrado a la agregación. Pero los editores han demostrado durante las dos décadas de explosión digital que ellos son más bien de darse cuenta tarde de la realidad. Luego llegan los lloros, un tema que podemos dejar para otro día. De momento, cada uno buscará hacer la guerra por su cuenta, pretendiendo que los mismos usuarios que se han acostumbrado a picotear contenidos de distintas marcas en redes sociales ahora pagarán varias cuotas mensuales a varias cabeceras por seguir consumiendo esta peculiar diversidad que, por otro lado, de nada ha servido para que la gente esté mejor informada. También lo podemos dejar para otro día.
El caso es que Apple puede que haya reaccionado relativamente tarde, pero sin duda parece que ha comprendido la situación y que está dispuesta a responder en consecuencia. Por eso ha presentado una pequeña batería de novedades dirigidas a cubrir estas necesidades creadas por sus propios dispositivos. Algunas se quedan un tanto cojas y las dudas continuarán planeando sobre sus propuestas hasta que la realidad dicte sentencia.
Se trata de un agregador de plataformas de vídeo bajo demanda que utiliza los dispositivos Apple TV como hubs para aglutinar todas nuestras suscripciones en un mismo lugar. La idea es buena y sigue el modelo iniciado por algunas telcos, como Movistar, Vodafone y Orange, que ya ofrecen la posibilidad de integrar en sus descodificadores las suscripciones que tengamos a plataformas como Netflix o HBO. Facilita la vida del usuario, ya que puede acceder desde un mismo lugar a los contenidos de las distintas plataformas por las que paga una suscripción. La idea de Apple TV Channels es la misma que perseguía Movistar con su integración de Netflix: que el usuario prácticamente no se percate de la procedencia de los contenidos que desea ver. Simplemente se sienta y los disfruta.
Apple TV Channels integrará HBO, Showtime, Starz, CBS All Access o Tastemade, entre otros. La mayoría de las plataformas solo están disponibles en Estados Unidos, aunque la compañía ya ha hablado de Amazon Prime Video, Hulu o Canal+ como futuros socios. Los usuarios deberán seguir pagando por separado a cada plataforma, pero podrán acceder a ellas sin tener que loguearse en cada una. El problema es que los usuarios, según varios estudios, no están dispuestos a pagar por más de 3 plataformas de vídeo bajo demanda.
En cualquier caso, la compañía no ha querido lanzar su aplicación con limitaciones: también estará disponible en las Smart TV de Samsung, Sony o LG, además de en dispositivos como Roku o FireTV de Amazon. De momento solo funcionará en 10 países, pero la idea es extenderlo a un centenar.
Complementa a Apple TV Channels, y es su propia plataforma de contenidos, como películas, series y programas de televisión. Los de Cupertino llevan tiempo comprando derechos para producir sus propias películas y series, así como contratando a peces gordos de Hollywood. No hay detalles sobre el precio de Apple TV+. Pero sí sabemos que Steven Spielberg, J.J. Abrams, Jennifer Aniston, Oprah Winfrey o Reese Witherspoon estarán involucrados en algunos de 30 proyectos en marcha, que incluyen clásicos como la vuelta de 'Barrio Sésamo'. Oprah Winfrey presentará dos programas, por lo que la apuesta de Apple va más allá de la ficción. Ni siquiera descarta los deportes.
También sabemos que se podrá acceder a los títulos en modo online y offline y que no tendrán publicidad. Es el cacareado Netflix de Apple, cuyo éxito dependerá de tantos factores, que es complicado hacer previsiones ahora mismo.
El crecimiento del mercado de las plataformas OTT amenaza a los canales tradicionales y crea un nuevo ecosistema que camina hacia la estabilización a medio plazo.
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No tiene mucho misterio: Apple lanza su propia tarjeta de crédito. Será un complemento a Apple Pay, y curiosamente también contará con plástico físico. El juego está en que devolverá al usuario dinero por cada compra que realice (entre el 2 y el 3 %) y que no tiene comisiones de ningún tipo, ni siquiera para pagos internacionales. Asegura que ofrecerá mejores tasas de interés (no ha especificado cuáles). Y refuerza su seguridad prescindiendo del CVV, el nombre o el número de la tarjeta: en tu Apple Card solo saldrá tu nombre. El resto de detalles están almacenados en la app. Los comercios no podrán acceder a tus datos y tú verás en tu extracto el nombre real del establecimiento en el que has realizado la transacción, no los detalles de la sociedad, lo que ayudará a gestionar mejor las finanzas. Tampoco Goldman Sachs o Mastercard, con quienes se ha asociado Apple para lanzar su tarjeta de crédito, podrán acceder a tu información personal o financiera, según aseguran los de Cupertino. Y tendrás un PIN para desbloquear la tarjeta o podrás utilizar Face ID y Touch ID.
Es la plataforma más esperada por los periodistas, el llamado 'Netflix de los medios'. Apple no ha defraudado: ofrecerá acceso a 300 revistas y periódicos por 10 dólares al mes. Entre los títulos disponibles en News+ están 'The Atlantic', 'Elle', 'Condé Nast Traveller', 'GQ', 'InStyle', 'National Geographic', 'People', 'Rolling Stone', 'Time', 'Sports Illustrated', 'Vanity Fair' o 'Wired', además de 'The Wall Street Journal' y 'Los Angeles Times'.
News+ será un complemento de Apple News, no una app independiente. De hecho, los usuarios podrán continuar accediendo a los contenidos gratuitos que agrega la app y recibir sugerencias según el uso que hacen de ella. Pero la aplicación en ocasiones sugerirá contenidos de pago, tal vez para invitar amistosamente al usuario a pagar. Los de Cupertino compartirán parte de los ingresos con los medios, pero el escaso porcentaje propuesto a los editores y el hecho de que no podrán acceder a la data generada ha hecho que la mayoría de los periódicos haya dado la espalda a News+, que nace, por ello, un tanto corto. Entre los diarios participantes, el 'Wall Street Journal' ya ha dejado claro que en News+ ofrecerán "una colección curada de noticias de interés general". Es decir: quien quiera acceder a la totalidad de los contenidos que publica deberá seguir abonándose por separado al diario, a razón de 38 dólares al mes. De ahí que News+ plantee de momento bastantes dudas para la industria, a pesar de ser lo que realmente se necesita para que los usuarios paguen por leer noticias. Que Apple diga que News+ cobra 120 dólares al año por suscripciones que por separado superarían los 8.000 dólares demuestra ir en la buena dirección, pero tal vez deba replantear su modelo de reparto de ingresos más hacia uno similar al de los estudios de Hollywood con las televisiones que al de Spotify con las discográficas. Solo es un consejo.