Será un 11 % menor que en 2018, ya que alcanzará los 5.800 millones de dólares, frente a los 6.500 millones del año pasado. Son
datos de la Asociación Nacional de Anunciantes de los Estados Unidos (ANA) y de la compañía de ciberseguridad White Ops, que han analizado más de 600.000 webs y 2.400 campañas publicitarias digitales para llegar a estas conclusiones. La bajada supone una buena noticia para los anunciantes, que ven cómo su publicidad comienza a llegar a más personas y a menos robots. Aun así, entre el 20 y el 35 % de las impresiones publicitarias son fraudulentas, lo que significa que ni llegan a usuarios reales ni son clicadas por personas, sino por
máquinas programadas para contabilizar una visita o visualización a un anuncio para que alguien gane dinero por el camino.