El mosqueo es generalizado: muchas personas aseguran que hablan con alguien sobre un tema determinado y casi de forma instantánea encuentran anuncios relacionados. Cada vez más gente piensa que los móviles escuchan nuestras conversaciones privadas. La clave podría estar en los permisos que concedemos a las apps. Pero no es tan fácil que nos escuchen para mostrarnos después publicidad.
¿Nunca te ha pasado que hablas con alguna persona sobre cualquier cosa... y al poco tiempo te aparece publicidad relacionada o, curiosamente, Google te lo sugiere como búsqueda en cuanto intentas utilizar su buscador? No eres la única persona: cada vez hay más gente mosqueada por el supuesto espionaje al que estaríamos sometidos por parte de los móviles. Algo de lo que no existen evidencias, más allá de algunos experimentos caseros que intentan demostrar lo que sería una gran conspiración a manos de gigantes tecnológicos que lo niegan en rotundo. ¿Quién tiene razón?
"Los móviles pueden escucharnos por el micrófono, pueden grabar vídeos, hacer capturas de pantalla o utilizar el GPS para saber cosas de nosotros", zanja Carles Garrigues, profesor de Informática, Multimedia y Telecomunicaciones en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Pero hay un detalle: solo sucederá "si el usuario previamente ha concedido permisos a la aplicación", puntualiza el experto.
Ahí está la clave, en realidad: el móvil como tal no nos espía. Aunque no debamos fiarnos en exceso del sistema operativo. En caso de hacerlo, serían las apps. Pero no podríamos considerarlo espionaje, ya que tanto la legislación vigente en casi todos los países como las propias normas internas de los sistemas operativos móviles (Android e iOS, principalmente) exigen a los desarrolladores contar con la autorización expresa de los usuarios a la hora de realizar este tipo de acciones.
¿Nos espían los móviles cuando hablamos?
La respuesta, por tanto, es que los móviles y las apps sí pueden escuchar nuestras conversaciones, pero solo si les damos permiso para ello. Un permiso que deben pedir de forma clara y justificando el uso que harán de esos elementos de nuestro hardware: no vale con solicitar acceso al micrófono, sino que deben especificar para qué lo quieren y qué uso harán de la información recopilada. Y es poco probable que como parte de ese uso esté mostrar publicidad relacionada con las conversaciones. Entran en juego parámetros legales y técnicos.
En el primer apartado, los legales, explica Miquel Pedrera, profesor de Derecho y Ciencias Políticas de la UOC, que "las escuchas también captarían la voz de terceros que ni habían sido informados ni habrían podido otorgar su consentimiento". Sería, por tanto, una práctica de riesgo para la app en cuestión, incapaz de controlar a quién está grabando en realidad y si tiene permiso para ello. Es poco probable que ninguna empresa decente se meta en semejante jardín. Tampoco los anunciantes, que se expondrían a una crisis de imagen si se demostrase que utilizan la grabación de conversaciones privadas para impactar posteriormente a usuarios con anuncios de sus productos.
Respecto al segundo apartado, los parámetros técnicos, el propio Garrigues asegura que registrar conversaciones a través del móvil para mostrar publicidad relacionada es "un procedimiento complejo", aunque sea "técnicamente posible". "Por el micrófono se registraría toda la conversación, que posteriormente podría ser enviada a los servidores de la empresa y, después, gracias a un reconocimiento de voz, podrían identificarse palabras clave y ser asociadas a productos o anunciantes concretos", explica. Un proceso que utilizan los asistentes virtuales, que registran la voz de los usuarios tras la palabra de activación y convierten lo escuchado en texto que procesan algoritmos para enviar la respuesta más adecuada.
¿Cómo evitar que el móvil escuche mis conversaciones?
Como vemos, los móviles y las apps sí pueden escuchar nuestras conversaciones, pero solo si les dejamos que lo hagan. Casi ninguna app incluye entre las razones para solicitar acceso al micrófono el mostrar publicidad relacionada con lo que hablemos. Pero tampoco sabemos cuándo se activará el micrófono exactamente, en caso de que algún día llegue a hacerlo (muchas apps piden más permisos de los que necesitan y de los que llegarán a utilizar).
Ante la duda, podemos
revisar el uso de la CPU que está haciendo nuestro móvil. Si detectamos que una aplicación que no estamos utilizando en ese momento está consumiendo recursos "podría delatar a la empresa que hay detrás", asegura Garrigues. En este caso, podemos
forzar la detención de la app, revocar los permisos concedidos (aunque puede comprometer su correcto funcionamiento) o, directamente,
eliminarla. Por si las moscas.