Ciberespacio, año 2019. Miles de personas (más de 50.000) están leyendo en la web de 'The Guardian' la noticia de un ataque terrorista a una iglesia de Peshawar, en Pakistán, que ha dejado 85 muertos. De ello se ha dado cuenta Nick Dastoor, miembro del equipo de análisis de audiencia del diario británico. Lo ha hecho tras explorar Ophan, la herramienta de analítica que utilizan para rastrear cada contenido publicado. Ahí pueden ver de dónde proceden las visitas. Dastoor observa que la noticia arrastra visitantes desde Facebook y Twitter. Rastrea algunos de los mensajes que contienen el enlace y detecta que muchos de los tuits lo comparten entre críticas a "los medios de comunicación" por no publicarlo. Los indignados internautas tienen razón: ningún medio ha publicado nada. Sencillamente porque esa noticia data de 2013, momento en el que sí lo publicaron. Entre ellos, el mismo 'The Guardian' del que están compartiendo el enlace.
No es la primera vez que hordas de enfurecidos internautas, con o sin conocimiento de causa, devuelven a la actualidad noticias del pasado. En muchas ocasiones se trata de algo tan simple como copiar el texto y compartirlo descontextualizado. En otras, menos elaboradas, simplemente se reenvían (al menos) los enlaces oficiales al medio en cuestión. Pocos internautas parecen interesarse en comprobar la fecha de publicación del contenido que reciben de sus contactos o que encuentran en Internet. Y eso supone un peligro para la sociedad, ya que, casi siempre, las noticias que regresan del pasado tienen como objetivo intoxicar a la opinión pública.
Los medios de comunicación conocen este hecho y tratan de ponerle freno, o al menos facilitar que aquellos interesados en saber que el contenido es antiguo puedan hacerlo. No es raro ver en la web de la 'BBC' alguna noticia antigua metida entre las 10 más leídas. Pero es asimismo visible una simple línea de texto que aclara la fecha original de publicación del contenido.
El diario 'The Guardian' ha ido más lejos. Y todo comenzó con el caso de la noticia del atentado en Pakistán. "El uso de viejas historias de 'The Guardian' como armas para difundir un mensaje de este tipo es un fenómeno deprimente", explica Dastoor. Por eso, el diario añade una línea de texto que indica que "esta historia tiene X años", aunque "claramente eso no detiene la propagación", reconoce. Por eso, la vuelta de tuerca ha llegado con una marca añadida en las imágenes que toman y destacan las redes sociales cuando se comparte un contenido. A partir de este hecho, en estas imágenes se sigue mostrando el logo del diario y, justo al lado, un recuadro destacado con los colores corporativos en el que puede leer "de 2013", en el caso de la noticia del atentado. Puede que también sea insuficiente para frenar a bots -de hecho lo será-, pero al menos el diario sabrá que está poniendo todo de su parte para evitar o dificultar en la medida de lo posible que un regalo que se nos ha hecho, como es poder consultar toneladas de datos de hemerotecas desde nuestro ordenador, no se convierta en facilidad para manipular a incautos internautas dispuestos a manipular y ser manipulados gracias a la historia.