Netflix tiene buena mano para las series, ya sean propias o ajenas. La plataforma ha logrado popularizar sus títulos hasta el punto de haberlos convertido en imprescindibles clásicos en cuestión de meses. Véase 'Narcos' o 'Stranger Things'. Pero también véase cómo ha logrado que 'La casa de papel', que pasó prácticamente sin pena ni gloria por Antena 3, se haya convertido en la serie más vista en todo el mundo, creando un fenómeno sin precedentes para la ficción española, en este caso. Ya prepara una nueva temporada que desde aquí huele a éxito.
El problema de las series de Netflix es que hasta ahora están funcionando de una forma parecida a las burbujas: su éxito crece a la misma velocidad a la que muere el producto. Son series de consumo instantáneo, un fast food audiovisual que en cuestión de tiempo pasa de moda, hasta el punto de que la compañía solo produce dos o tres temporadas de sus series, rompiendo el modelo tradicional de cinco o seis temporadas para alcanzar el centenar de episodios.
¿Por qué Netflix solo produce tres temporadas de sus series? Hay diversas teorías. Una de ellas es que a partir de la tercera temporada, los costes de producción aumentan. Si una serie ha alcanzado este punto, es porque tiene éxito. Y si tiene éxito, el elenco pide mayor remuneración. Las cadenas suelen dar luz verde a la subida del presupuesto, dado que el producto se demuestra exitoso y presenta potencial de durar varias temporadas más. Además, la serie suele encontrarse en su mejor momento: es lo suficientemente reconocida por el público, lo que atrae a nuevos espectadores -que rápidamente se ponen al día consumiendo las temporadas anteriores- y a nuevos anunciantes. Es probable que llegados a este punto otros países se interesen por la serie no tanto para emitirla, algo que prácticamente se da por descontado en este momento debido a la globalización de las series, sino para producir su propia versión. Pero Netflix es global desde el primer día, por lo que no necesita ofertas de terceros.
Otra de las teorías es que Netflix no necesita 100 episodios de una misma serie porque su objetivo es abarcar al mayor número posible de abonados, algo que solo se consigue con muchos productos muy variados, y no tanto con un único producto exitoso. La plataforma prefiere tener varias series de 30 capítulos antes que una de 100, un formato que además es más útil cuando el producto se vende a terceros, ya que se les ofrece un título de largo recorrido que podrán reponer y rentabilizar al máximo. Netflix en realidad no necesita esto, dado que todas sus series se van a reponer de manera natural, al quedar disponibles en la plataforma a futuro. Además, la plataforma necesita renovar constantemente su catálogo de contenidos para mantener el interés de los usuarios, algo que solo se logra dando luz verde a muchos nuevos títulos para generar expectación.
La forma en que funciona Netflix, imitada por otras plataformas, reduce en cierto modo la capacidad de generar caja que tienen las productoras, que no pueden obtener ingresos por la venta del producto a terceros, además de la mencionada limitación de temporadas. Sin embargo, la plataforma abona generalmente un 30 % más de los costes de producción a cambio de obtener una licencia a largo plazo o incluso de quedarse en exclusiva y para siempre el título. En realidad, este modelo permite a los productores rentabilizar desde el primer día su inversión, ya que en el modelo tradicional se exponen a generar pérdidas si después no se puede colocar la serie en otros mercados.
Esta nueva estrategia en la producción de series, sin embargo, no es inamovible. Netflix, de hecho, cuenta con varias series que superan las tres temporadas, entre ellas 'House of Cards', 'Black Mirror' o la carcelaria 'Orange Is The New Black'. Cabe destacar que algunos de estos títulos fueron comprados por Netflix y ampliados posteriormente en nuevas temporadas, como en el caso de 'La casa de papel', demostrando que la plataforma también husmea en el mercado para hacerse con los derechos de continuación (y emisión) de las series más populares de terceros. Una oportunidad de oro para los productores, que de repente han visto revitalizado un negocio que tiene por delante una de las mejores épocas de su historia por la proliferación de plataformas, aunque las reglas del juego hayan cambiado y toque adaptarse a una nueva forma de crear contenidos.