Vaya por delante que Emmanuel Macron será hábil, pero no necesariamente es un mago: puede que muchos de los anuncios que hemos escuchado en las últimas horas no se los debamos a él, pero lo cierto es que ha sido el primero en conocerlos. El presidente francés es consciente de la importancia del sector tecnológico en Europa y quiere que Francia tenga un papel protagonista en el teatro que decide el futuro. Por eso se ha reunido con altos cargos de los gigantes digitales con motivo de VivaTech, la feria sobre tecnología que espera contar con más de 70.000 asistentes, profesionales del sector. En París, por supuesto.
A diferencia de lo que hace España con una feria probablemente más influyente todavía, el Mobile World Congress, que básicamente es pelearse entre administraciones, preparar huelgas e incluso desear fervientemente que la feria abandone el país como castigo a posiciones políticas que todo lo inundan, en Francia han buscado sacar tajada de un evento de estas características (aunque con huelga de controladores aéreos de por medio, eso sí).
Para empezar, un selecto grupo de personalidades del mundo tecnológico han tenido la oportunidad de despachar cara a cara y en privado con Macron. Los afortunados han sido Satya Nadella (Microsoft), Bill McDermott (SAP), Virginia Rometty (IBM), Dara Khosrowshahi (Uber) y Mark Zuckerberg, que venía de pedir disculpas por enésima vez por la filtración de datos de Facebook a Cambridge Analytica, esta vez ante el Parlamento Europeo. Es la única cita que ha trascendido, algo que encaja por la propia relevancia del patrón de Facebook, quien ha explicado en su perfil de Instagram que han hablado "sobre Francia como centro de innovación para Europa", algo a lo que contribuirá su empresa con un laboratorio sobre Inteligencia Artificial ubicado en Station F, una antigua estación de trenes parisina que en sus 34.000 metros cuadrados ya alberga a casi 3.000 emprendedores. Ni siquiera es el único epicentro tecnológico de la Ciudad de la Luz: a 20 kilómetros se levanta Paris-Saclay, donde ya hay 50 empresas de la talla de Renault, Airbus, Google, Apple o la propia Facebook.
De la reunión entre Macron y Zuckerberg apenas han salido propuestas concretas, pero otras compañías han aprovechado su paso por Francia para hacer anuncios de interés no solo para el país galo, sino para toda Europa. A saber: Uber asegurará a sus 150.000 conductores europeos, Deliveroo hará lo propio con sus mensajeros e invertirá 100 millones de euros en Francia, mientras que IBM contratará a 1.400 técnicos franceses para desarrollar Inteligencia Artificial, incluso formando a jóvenes de barrios deprimidos para ello; Visa establecerá en París un centro para desarrollar el comercio electrónico, mientras que Intel anunció un acuerdo con el Instituto Curie para luchar contra el cáncer utilizando la tecnología. SAP ayudará a personas con autismo y Booking invertirá cinco millones de euros cada año para fomentar la igualdad de sexos, mientras que Google destinará 100 millones para desarrollar proyectos digitales sin ánimo de lucro en Europa y África.
Con estos anuncios, las tecnológicas estadounidenses buscan reconciliarse con Europa, que las tiene en el punto de mira desde hace años por su inmenso poder (y lo que puede suponer para la libre competencia) y por sus criticadas prácticas fiscales. Varios medios han publicado que Macron afeó en privado a Zuckerberg que su empresa evadiera impuestos en Europa, y concretamente en Francia. Porque en el mundo digital siempre hay una de cal y otra de arena, y todos los actores juegan todos los papeles.