La mayoría de los aficionados a la tecnología probablemente hayan oído hablar de él y de su teoría de la singularidad. Sin embargo, los lectores no tan especializados suelen conocer la faceta de Ray Kurzweil por sus predicciones. Y es que de por sí ya se ha ganado la etiqueta de Nostradamus entre los popes tecnológicos, y por parte de otros medios de renombre, ha recibido menciones como la de “genio inquieto” por el Wall Street Journal, o las de “la máquina de pensar definitiva” o de ser “el legítimo heredero de Thomas Edison” por la revista Forbes.
Otros han oído su nombre por ser la cabeza pensante del gigante de Google, concretamente su jefe de ingeniería. No obstante, sus logros no acaban aquí, y en su afán por conquistar y derribar fronteras en el mundo de la innovación tecnológica desplegó la idea de fundar una universidad. Una universidad que no podía ser convencional, sino la Universidad que llevaría el nombre de su teoría. Surgió así la Universidad de la Singularidad. Curiosamente se inauguró en el mismo mes y año que quebró Leman Brothers: septiembre de 2008.
Tal vez el propio Kurzweil no era ni consciente en ese momento de que el mundo iba a entrar en una crisis de la que aún ni se ha salido. ¿Tal vez Ray también supo ver el ocaso económico al que se abocaba el mundo entero? Sin embargo, Kurzweil nunca entró en este terreno de predicciones económicas al menos en la esfera pública. Lo que ha quedado más que claro es que la quiebra del gigante americano de servicios financieros abocó al mundo a una de las peores crisis de la historia tras el crack del 29 pero por otro lado, había nacido la que sería casi la universidad del futuro. 10 años después la Singularity University, que es “por supuesto” una institución privada, goza actualmente del prestigio de ser la incubadora de startups de tecnología más importante a nivel global.
Esta universidad fue pionera en el 2008 en el estudio de tecnologías que 10 años después están revolucionando el mundo. Estas tecnologías emergentes conocidas como NBTC (nanotecnología, biotecnología, tecnologías de la información y la comunicación) han llegado para quedarse, y está claro que si se quiere progresar en este mundo cada vez más digitalizado, quedarse al margen de ellas es condenarse al fracaso. Pero es que esta revolución que podemos considerar como la cuarta no solamente parece influir en el panorama mundial laboral. Con cada revolución industrial se produce conjuntamente un salto cualitativo en muchos de los aspectos que afectan a la vida humana, su salud y por ende su bienestar. De esto es de lo que habla Kurzweil en su libro, La Singularidad está cerca: Cuando los humanos transcendamos la biología.
Y es que si una de las predicciones de Kurzweil es controvertida es la que dice que en 2045 alcanzaremos lo que él mismo ha denominado y ha utilizado hasta para denominar a su universidad, la singularidad. Esta teoría de Ray se basa en que “el ser humano cambiará por completo y para siempre liberándose de sus cadenas biológicas”. Traducido a un lenguaje más técnico es que las bases de la llamada inteligencia artificial fuerte descritas aquí se harán posibles. Y dicho de nuevo parafraseando de algún modo al jefe de ingeniería de google, en el año 2045 llegaríamos a la superación por parte de los ordenadores de la capacidad intelectual de todos los cerebros humanos combinados. Mientras tanto, ocurra este escenario o no seguiremos observando los pasos de la ciencia y la tecnología, que llegarían a posibilitar la llamada singularidad que parece cada día estar más cerca.