El proyecto Human Brain disecciona cerebros reales en miles de finísimas capas que luego se escanean para investigar los misterios que encierra el órgano más desconocido. El próximo paso es crear un superordenador que imite el funcionamiento del cerebro humano.
En 2013 comenzó uno de los proyectos científicos más ambiciosos de la historia, el Human Brain Project. Por delante, una década en la que 500 científicos de 130 universidades y centros de investigación principalmente europeos tratarían de desentrañar los misterios del cerebro humano, el órgano más desconocido y misterioso de cuantos albergamos en nuestro interior. Se calcula que la Unión Europea, principal financiadora del proyecto, lleva invertidos más de 400 millones de euros en ello. El presupuesto total asciende a 1.000 millones de euros, parte de los cuales es aportado por los Estados miembros.
Los científicos del Human Brain Project trabajan con cerebros humanos reales que diseccionan en alrededor de 7.000 finísimas capas que posteriormente escanean y digitalizan. Una ardua tarea que se realiza en el Centro de Investigación de Jülich, en Alemania, uno de los pocos que en el mundo pueden prestarse a ello.
Una vez diseccionados los órganos, un superordenador procesa petabytes de datos del cerebro escaneado y crea modelos digitales de altísima resolución que permiten observar con detalle las entrañas del órgano. Pero no es suficiente para lograr el ambicioso objetivo de conocer a fondo el cerebro, ya que ni siquiera estas potentes máquinas alcanzan a arrojar la luz necesaria.
Un superordenador neuromórfico basado en el cerebro y para analizar el cerebro
Por eso, la Universidad de Berna, en Suiza, trabaja en la creación de un ordenador neuromórfico, palabra que se refiere a algo con forma de neurona. El objetivo es copiar en circuitos de silicona el aspecto físico de las neuronas. Dicho de otra forma: plasmar en un ordenador el funcionamiento del cerebro. O mejor: crear un ordenador que funcione como un cerebro humano. Estaría dotado de 200.000 neuronas de silicona comportándose como las de un cerebro humano, con la salvedad de que al tratarse de tecnología, funcionarían 10.000 veces más rápido que el órgano que nos permite leer e interpretar estas líneas.
El planteamiento no era el objetivo inicial del Human Brain Project, centrado en sus inicios en conocer a fondo el cerebro humano. El proyecto tuvo que ser repensado apenas dos años después de arrancar después de que dos informes externos calificaran de "poco realistas" sus expectativas iniciales. Gran parte de esas dudas se debían, precisamente, a la ausencia de la tecnología necesaria para lograr los objetivos. De ahí que los científicos involucrados hayan decidido buscar la forma de desarrollar su propia tecnología para culminar el proyecto con éxito. De paso, y si logran crear el superordenador neuromórfico, estarían abriendo la puerta a crear una Inteligencia Artificial realmente basada en el funcionamiento del cerebro humano. Algo que plantea "cuestiones de profundidad filosófica, técnica y neurocientífica que tenemos que resolver", reconoce Katrin Amunts, directora científica del proyecto. De momento, tienen cuatro años por delante para lograrlo.
Presencia de España en Human Brain Project
El proyecto europeo para desentrañar los misterios del cerebro humano cuenta con la participación de una decena de universidades y centros de investigación españoles, entre ellos el Instituto de Bioingeniería de Cataluña, la Universidad Politécnica de Madrid o el Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona. En un nivel similar se mueven Suiza (9 centros involucrados), Países Bajos (8 centros) o Italia (12 centros). El país transalpino forma parte de una élite en la que también están Francia (13 centros) o Reino Unido (17 centros). Pero la palma se la lleva Alemania, con 26 universidades y centros de investigación participando en el proyecto. Otros países que también participan son Finlandia, Grecia, Dinamarca, Hungría, Portugal, Austria, Eslovenia, Suecia, Bélgica, Noruega, Turquía e Israel. En total,
19 países trabajando codo con codo para desentrañar los misterios del cerebro humano. Algo que Estados Unidos también está buscando por su cuenta con 'BRAIN', un proyecto similar al europeo que también nació en 2013, que
tiene al frente al neurobiólogo español Rafael Yuste y que cuenta con un presupuesto de 1.500 millones de dólares en 12 años.