Facebook, Google y Amazon serán monopolios comparables al ferrocarril

Nacieron en garajes, universidades o dormitorios, pero hoy son parte imprescindible de Internet y, por ende, de nuestras vidas. Hablamos de Google, Facebook o Amazon, quienes no necesitan presentación de ningún tipo porque seguramente todos las utilizamos de una forma u otra. Esa parece ser la clave, precisamente: hemos dado poder casi absoluto a un puñado de compañías digitales para que diseñen no solo el rumbo de Internet, sino su influencia sobre todo lo que rodea a la Red. Sobre todo lo que nos rodea, en resumen.

Ese gigantesco poder es percibido por una serie de economistas e historiadores como el primer paso hacia una serie de monopolios que han comparado con los servicios públicos, el telégrafo, el ferrocarril o la industria del acero en un artículo publicado en 'The Wall Street Journal': nadie podrá medirse a Google, Facebook o Amazon dentro de unos años. Es más, no solo será prácticamente imposible entrar como nuevo competidor en sus mercados, sino que los actores tradicionales que luchan por sobrevivir lo tendrán más que complicado. Principalmente porque el objetivo aparente de estas empresas no es otro que dominar por completo el mercado aniquilando a su competencia sin importar la forma que adopte y recurriendo a técnicas como la polémica 'integración vertical' que tanto está dando que hablar en Estados Unidos a cuenta de AT&T y Time Warner.

En el artículo dan su opinión el profesor emérito Richard du Boff, del Bryn Mawr College, el investigador Glen Weyl, de la Universidad de Yale, o la profesora de estrategia y negocios internacionales de la Sawyer Business School, Kim Wang, entre otros.

El profesor Richard du Boff compara, por ejemplo, a Facebook y Amazon con Western Union, el antiguo monopolio de telégrafos estadounidense: son empresas que compran o imitan a su competencia para deshacerse de ella. Un caso sería la introducción de las Stories en Instagram, Facebook y WhatsApp como forma de competir con Snapchat, cuyo diferencial era precisamente esa opción. La compañía de Mark Zuckerberg no duda en tirar de billetera para ampliar su dominio, algo que puede permitirse por la gigantesca base de datos de posee y que explota de manera magistral a través de la publicidad.

Es precisamente esta combinación, datos y publicidad, la que ha hecho de oro tanto a Facebook como a Google, que copan más del 70% del mercado publicitario digital. El artículo explica cómo ambas compañías han invertido cantidades astronómicas para mejorar sus procesos de recolección, tratamiento y explotación de datos, por lo que han creado una infraestructura que impide a cualquier recién llegado entrar en la industria de la publicidad digital. De hecho, solo Amazon tiene la capacidad técnica y económica para medirse a ellos, gracias precisamente a que su tienda es otra mina de oro para la extracción de datos. La compañía de Jeff Bezos ya está considerada como el tercer gran actor en la publicidad digital. Pero no es una pequeña empresa con buenas ideas: es otro imbatible gigante al que ni siquiera comercios tradicionales con décadas de historia pueden batir.

Los expertos destacan un hecho que consideran "sin precedentes", y es que son los propios usuarios quienes, como "mano de obra gratuita", alimentan los sistemas de estas compañías con información personal y datos que proporcionan de manera "voluntaria". Un fenómeno real que también podría estar relacionado con el poder de estas compañías. ¿Acaso existen alternativas a Facebook? Porque una cosa es que realmente existan plataformas como Telegram, Line o WeChat y otra, que vayamos a poder hablar con algún amigo o familiar, ya que para eso tendrían que utilizarlas. ¿Acaso nadie conoce a una persona que nunca se entera de ningún plan porque no tiene WhatsApp?

¿Es Google un monopolio?

Las compañías eléctricas o de aguas son generalmente consideradas 'monopolios naturales', dado que son capaces de satisfacer la demanda de estos servicios sin necesitar a competidores: gestionan todo el proceso. En mercados liberalizados, sin embargo, la comercialización final la pueden realizar otras compañías, una forma de introducir cierta competencia en mercados generalmente fuertemente regulados.

En el artículo, la profesora Kim Wang habla de Amazon en términos similares: controla mucho más que la simple venta de productos. De hecho, Amazon fabrica (aunque a través de terceros) sus propios productos y los vende. En otros sectores, como la computación en la nube, es uno de los actores más poderosos que existen, hasta el punto de prestar servicio a competidores como Netflix. Si bien el comercio electrónico es su principal área de negocio reconocida: solo en Estados Unidos tiene una cuota de mercado del 44%. Ni siquiera la poderosa Wal-Mart puede hacerle frente, a pesar de utilizar su chequera para ir ganando terreno en países como India y construir progresivamente una plataforma desde la que desafiar al gigante de Seattle.

Amazon, sin embargo, se defiende con otro dato: solo representan el 1% del comercio minorista mundial. Otra cosa es el mercado electrónico...

Facebook también se defiende de este tipo de acusaciones explicando que tener un gran tamaño o mucha popularidad en la actualidad no garantiza el éxito futuro. La explicación no es descabellada, máxime cuando en Internet las modas son tan fugaces como crueles a la hora de desechar productos antaño admirados, pero estas compañías no se centran en un único negocio, sino que extienden su poder por diversas áreas. Hoy en día, probablemente no sería correcto decir que Facebook es una red social, Google un buscador o Amazon una tienda digital. La realidad indica que estos actores son mucho más que eso. Basta mirar la creación de Alphabet como matriz de Google para explicarlo.

¿Con quién se podrá competir en Internet?

Más de una persona se estará preguntando en estos momentos por Apple, que todavía no hemos mencionado. Podemos considerarla la creadora del smartphone y de dispositivos como las tablets, productos que la han convertido en la empresa más valiosa del planeta. Pero su dominio sobre estos mercados no es absoluto. De hecho, Apple no tiene dominio absoluto en la mayoría de los mercados en los que participa, ya sean ordenadores, tablets o servicios digitales como Apple Music. Es más, en el artículo, los expertos consideran que Apple es la más vulnerable a la competencia en términos generales. Y ponen como ejemplo la forma en que Spotify logró hacerse con el mercado de la música en streaming a pesar de haber llegado más tarde.

No obstante, decir que Apple es "vulnerable" nos obliga a matizar la palabra: ya quisieran casi todas las empresas del mundo tener ese grado de vulnerabilidad. Pero en una industria tan cambiante como la tecnológica no se puede dar nada por sentado. Aunque Apple goce de una inigualable imagen y la calidad de sus productos esté más que demostrada, hay fabricantes asiáticos capaces de lanzar productos estrella que nada tienen que envidiar a un iPhone... y casi todos funcionan con Android, lo que supone mayor poder para Google. Puede que el tradicional entorno cerrado de Apple haya funcionado en el pasado, pero el futuro tiene muchas aristas y solo aquellas compañías dispuestas a permear en todos los mercados serán las que tengan mayores oportunidades de triunfar. Algo, por supuesto, solo reservado a quienes tengan el suficiente músculo como para permitírselo. Competir no será fácil, máxime cuando está demostrado que el primer intento de las grandes ante el éxito de una start-up será ofrecer dinero por hacerse con ella. Si fracasan, copiarán y ganarán.