Hasta 14 empresas del sector han enviado una carta a la Comisión Europea para que mantenga el principio de territorialidad que impide a ciudadanos de un país miembro ver los canales de televisión de otro país.
Nada se sabe al respecto y se desconocen planes concretos sobre la materia, pero 14 empresas del sector de la televisión, entre ellas Canal+, Mediaset, NBC, FOX o RTL, han enviado una carta a la Comisión Europea para dar a conocer su postura ante un hipotético fin de las fronteras en materia televisiva: están en contra porque perjudicaría a su negocio.
El modelo televisivo actual se alimenta de las fronteras entre países, ya que el mercado de los derechos de emisión de cine, series y eventos deportivos es nacional, no continental. De esta forma, las ligas de fútbol venden sus derechos a 28 televisiones o plataformas que compiten de manera local, lo que incrementa los precios. Con un hipotético fin de las fronteras televisivas, el interés por esos derechos caería, y con él los precios: si un país no compra los derechos porque los canales nacionales no lo estiman interesante, los espectadores pueden ver los contenidos en el canal de otro país. Ningún canal de España pagaría por los derechos de la Premier League británica si los aficionados pudieran verlo directamente en Sky, cadena a la que podrían abonarse de manera legal.
La hipotética medida permitiría ver canales de otro país de manera legal e incluso abonarse a plataformas de televisión de pago. Se abriría entonces un mercado de competencia continental en el que una guerra de precios y contenidos podría ser letal para la industria, aunque positiva para los consumidores.
En septiembre, Bruselas publicará un proyecto de Reglamento que amplíe una ley de 1993 que permite distribuir contenidos de un país en el resto de estados miembros de la Unión Europea, que busca adecuar las leyes al nuevo panorama tecnológico:
con la televisión analógica era fácil (e incluso tenía sentido) acotar los contenidos y canales por países; con Internet no sólo es más complicado, sino que cualquier persona puede acceder en cuestión de clics a los canales de televisión de otro país, que pese a estar disponibles según el área geográfica se prestan al uso de artimañas para sortear esos controles y disfrutarlos de manera, hasta ahora, ilegal. La Europa de los (ahora) 27 quiere derribar una nueva frontera entre sus miembros,
a pesar de que el brexit se haya encargado de recuperar otra y de la firme oposición de una industria que teme encontrarse de la noche a la mañana al borde del abismo.