27/09/2022@17:32:41
Dio la casualidad no buscada que justo cuando se cumplía el primer aniversario de la erupción del volcán de la isla de La Palma, que trajo en vilo a España y a medio mundo durante 85 días, estábamos en Los Llanos de Aridane, pasando con un Fiat Panda alquilado por la carretera principal de la isla que la lava del volcán destruyó. Numerosos carteles nos avisaban con una siniestra calavera de emanaciones venenosas y el calor de la lava se podía sentir en ciertos puntos (la lava aún está a una temperatura entre 800 y mil grados en ciertos puntos, nos dijo un técnico del cabildo, a pesar de haber discurrido cerca de diez meses desde la colada). El paisaje era ciertamente dantesco, con extrañas figuras retorcidas de lava solidificada, como gigantes atrapados en una muerte convulsa. El negro era el color dominante, pero había rocas con colores abstractos e iridiscentes que parecían obra de un pintor borracho.