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Blogs > Prefiero entender un por qué
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A veces las definiciones son más simples cuando las leemos que cuando nos ponemos a pensar en ello. Por ejemplo, una manera sencilla de definir la expresión que hoy nos ocupa, es hablar de que la mirada contemplativa es ver y percibir lo que es, sin hacerse una representación o suposición de lo que es. No suponemos ni especulamos: solo vemos lo que es.
Percibir es la puerta abierta a los sentidos. Los abre y nos permite salir de la mente discursiva (esa que requiere leer una nota, una cita, un libro, etc.), porque al entrar en nosotros como una percepción de la realidad nos está alimentando y rodeando, rompiendo con rumores, presupuestos que no son reales y especulaciones vacías de contenido.
En el mundo convulso y complicado en el que estamos inmersos, sentimos como una bocanada de aire fresco cada vez que nos formulamos preguntas, como si necesitásemos un ciclo de preguntas y respuestas como un mecanismo justo (además de oportuno) en este tiempo que está viviendo la humanidad de tanta confusión y también, lamentablemente muerte.
Vamos a abordar el concepto de la sincronicidad, que veremos inmediatamente que es una manera de saber si estamos en el camino correcto.
En 1952, Carl Jung acuñó el concepto de "sincronicidad" para definir "la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido, pero de manera acausal". Es decir, la coincidencia temporal de dos o más eventos, que guardan relación entre sí, pero que no son uno causa del otro, sino que su relación es de contenido.
Emma Beddington escribía en The Guardian este martes 19 de octubre un artículo que titulaba “Meditation, vodka and vinegar: can the morning routines of the rich and famous make me a better person?” (Meditación, vodka y vinagre: ¿pueden las rutinas matutinas de los ricos y famosos hacerme una mejor persona?), el cual lo iniciaba diciendo:
“No estoy empoderada ni optimizada por mi rutina matutina actual. Soy una perdedora de ojos llorosos. Así que pasé un mes abandonando mi teléfono, haciendo ejercicio, escribiendo un diario y abrazando el amanecer, para descubrir qué es lo que realmente funciona”.
Me pareció de interés en mi aportación de hoy abordar un tema del cual no es tanto lo que se habla como lo que se sufre: me refiero a qué podemos considerar como una persona dramática.
Buscamos y en primer lugar nos aparece la siguiente definición: “se denomina como dramático a aquello que tiene aptitudes o características propias del drama como, atmósfera dramática, historia dramática, lenguaje dramático. ... Por otro lado, dramático se puede emplear para referirse a aquello que, debido a su gravedad, es capaz de interesarnos o conmovernos sinceramente”
En primer lugar, vamos a tratar de poner en contexto qué entendemos cómo encaja el drama en la personalidad, o sea para que una persona pueda ser considerada dramática. Aclaro, que el nexo entre drama y pensamiento negativo existe y es muy claro. Lo veremos después y ahora pasamos a tratar de clasificar (no es lo que más me gusta) a la persona dramática, pero es algo que nos ayudará a comprender lo que decimos más adelante.
¡Qué tienen estas mujeres en común? Mirando la foto que hoy les presentamos, podríamos decir que la sonrisa y una expresión de satisfacción, incluso puede vislumbrarse ese tono facial de felicidad, porque sin duda se dibuja en la cara.
Las expresiones de este tipo nos enseñan a comprender que cuando observamos en los diferentes procesos de integración de la mujer en la sociedad, en todos los campos de actividad, incluso compitiendo generalmente en desventaja con los hombres porque sigue siendo un mundo hecho a nuestra medida y que nos resistimos a cambiar (no es mi caso), la expresión de sus rostros es de más confianza y seguridad que nunca.
Nos han superado en los estudios, en la investigación científica están demostrando su valía, en la gestión empresarial en puestos de alta responsabilidad logran mejores resultados y beneficios para las organizaciones…en fin…están demostrando que se prepararon para superarse a sí mismas (lo hacían honestamente) porque sabían que tenían una doble batalla.
Ya lo decía un proverbio chino que “el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”, por lo que era una visión holística en la que todos los acontecimientos estarían relacionados y repercutirían los unos en los otros, pero sin implicar necesariamente una repercusión de enorme magnitud a partir de acontecimientos ínfimos.
La cuestión es que no podemos decir que el Covid-19 en el inicio se haya comportado como ese leve aleteo de una mariposa. Muy por contrario ha sido devastador. Lo que sí tiene de preocupante, igual que en este adagio chino, es el impacto final que se haya desencadenado después de año y medio en nuestra civilización, ya que naturalmente la ha afectado.
A esta altura del partido ya nadie duda de que, para vivir una vida más feliz y saludable, es importante aprender a acentuar lo positivo de nuestro pensamiento. Desde ya que la buena noticia es que hay soporte científico para hacer esta afirmación.
¿Es posible traer a nuestras vidas más positividad? ¿Es posible transformar los pensamientos positivos en felicidad? ¿Es posible aumentar su felicidad al concentrarse en las cosas positivas y reducir sus pensamientos negativos?
Un buen método es el de igualar cada pensamiento negativo con uno positivo. Esta práctica le ayudará a reentrenar sus patrones de pensamiento habituales para traer pensamientos más positivos a su vida.
Henry David Thoreau (1817-1862) fue un escritor, poeta y filósofo estadounidense, de tendencia trascendentalista y origen puritano, autor de Walden y La desobediencia civil. Thoreau fue agrimensor, naturalista y conferenciante.
Es casi infinita la literatura en todos los idiomas sobre la felicidad. Cosas dichas como que “uno debe aferrarse al corazón, porque si uno lo deja ir, pronto también pierde el control de la cabeza”, por Friedrich Nietzsche (1844-1900), que fue iconoclasta e irreverente, así es como muchos críticos y también filósofos contemporáneos de Nietzsche han definido su pensamiento.
William Morris (1834-1896) fue un arquitecto, diseñador y maestro textil, traductor, poeta, novelista y activista socialista inglés.
Pude haber elegido veinte…o también cien, poetas, novelistas, pensadores, etc., que se han referido en los últimos doscientos años a la felicidad.
Pero lo que nos interesa es preguntarnos ¿qué es la felicidad? Y si bien la pregunta es una, las respuestas son tan variopintas como diversa es la naturaleza humana.
Porque debemos partir en primer lugar que la felicidad es un estado emocional, cuya característica principal es ese sentimiento que invade nuestro cuerpo de alegría, satisfacción…eso que nos ocurre de vez en cuando al experimentar un sentimiento de plenitud.
Ese sentirse pleno…no es ninguna tontería. Es algo que invade todo nuestro ser…que nos llega a lo más profundo del alma.
¡Vaya época que estamos viviendo! Pasamos de conceptos de transformación digital, a economía digital para después referirnos a una sociedad digital que nos asombra día a día.
Pues bien…hoy hablaremos de la ¡CULTURA DIGITAL!!
Por razones obvias, mantener vivo este Blog nos exige revisar mucha información, entrar en webs tan diversas como los juegos de Activision Blizzard o la visión que el “Jing Daily, The Brief” (Un breve diario que habla del negocio del lujo en China), nos aporta sobre la importancia de este sector en el gigante asiático.
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