Carlos Solchaga y Luis de Guindos: dos caras de la transformación de España

Aquella soleada tarde (tras varios días sin ver el sol), los asistentes a la conferencia que tuvo lugar en el majestuoso Palacio de la Magdalena, tuvieron la oportunidad; si no de conocer, al menos, de escuchar a dos figuras influyentes de la economía y política. La expectación estaba servida y, en buena parte, porque Solchaga y de Guindos han asumido una gran responsabilidad al frente de los dos principales partidos de España, el PSOE y el PP. Quizás el público esperaba algún debate, sin llegar a la tensión, más intenso. Pero entre ambos, había un clima de confianza y comprensión. Quizás porque ya dejaron de “cargar” con tanta presión a sus espaldas.

Ambos hicieron un repaso de la economía española durante las tres últimas décadas, vinculando esta al contexto socio-político de España durante sus respectivos mandatos. Solchaga tomó posesión de su cargo como ministro de Industria y Energía en diciembre de 1982, época en la que España atravesaba una fuerte crisis económica e industrial, con datos de paro e inflación muy elevados. Solchaga no hizo mención sobre sus reformas en el sector industrial, que produjeron un amplio descontento laboral, lo que se tradujo en huelgas y manifestaciones. Tampoco habló de la llamada “moratoria nuclear", que frenó la construcción de nuevas centrales nucleares en España. Mucho menos, de otros escándalos como el de Ibercorp, por el cual fueron condenados a prisión altos mandos de la banca.

El exministro Solchaga se centró en los aspectos positivos de su mandato, como la consolidación de la democracia en los años 80, la entrada en la Unión Europea y la adopción del euro en la década de los 90. Estos acontecimientos impulsaron la economía y la imagen de España, no solo dentro, también internacionalmente. España se volvió un país competitivo, a pesar de haber sufrido episodios de crisis económica, empezando por la de 2007, que afectó a buena parte del mundo, siguiendo por la intervención del Banco Central Europeo en 2011, el cual subió los tipos de interés y Alemania impulsó la política de “austeridad”, que afectó especialmente al sur de Europa. Nuestro país ha afrontado nuevas crisis, las más recientes, del Covid-19 y la guerra de Ucrania. Según Solchaga, la recuperación se debe a la aplicación de medidas preventivas, necesarias, que están en consonancia con los valores y objetivos de la UE.

En la misma línea optimista se mantuvo Luis de Guindos, quien fuera ministro de Economía, Industria y Competitividad desde 2011 hasta 2018. A su vez, asumió los asuntos del Ministerio de Industria, Energía y Turismo (sin declararse ministro) en 2016. De Guindos comenzó su intervención mencionando el periodo de crisis entre 2008 y 2013, por la cual España sufrió mucho y cuya tasa de desempleo alcanzó máximos históricos (26,1 %). No mencionó la burbuja inmobiliaria, de hecho, en el pasado llegó a negarla, refiriéndose a ella como una “evolución de precios al alza que se van a ir moderando (…)” (ABC, noviembre de 2003). Tampoco habló de su designación como miembro del consejo asesor del banco de inversión Lehman Brothers, en 2004, la cual atrajo numerosas críticas, en un momento de gran crisis financiera y económica global. Su nombramiento coincidió con la designación de ex altos directivos de la banca en puestos políticos, en otros países europeos (Lukas Papademos -Grecia-, Mario Monti y Mario Draghi -Italia-).

El ex ministro popular destacó los principales logros de la economía española, como que España haya mantenido el superávit de la balanza de pagos, incluso en “malos momentos”, lo cual es una gran ventaja a futuro. De igual manera, de Guindos alabó la competitividad de nuestra economía, cuyas exportaciones representan el 42 % del PIB, no solo en servicios ligados al turismo, los cuales, por supuesto, aportan grandes beneficios. Asimismo, España cuenta con un sector financiero saneado. Eso sí, de Guindos reconoció que el avance de la economía española ha atravesado unas épocas mejores que otras. De cara al futuro, los retos para el actual vicepresidente del Banco Central Europeo son, principalmente, avanzar en convergencia real, esto es, una mayor capacidad para negociar, consensuar y llegar a acuerdos. Dijo al respeto: “Esto se nota desde afuera”. En cuanto al sector bancario, siendo él un gran conocedor de la materia, expresó su deseo de avanzar en la unión bancaria y monetaria (UEM), la cual garantiza la estabilidad y seguridad del sector en la zona euro y la UE. Tenemos como referente los fondos Next Generation, creados para hacer frente a la crisis de la pandemia global.

Por su lado, el ex ministro socialista desea una recuperación estable de la economía española, lo cual se consigue con intereses más bajos, una disciplina fiscal y un pacto de estabilidad. El empleo es un indicador importante, el cual no podemos descuidar. En la actualidad, España está más cercana a la media europea en desempleo, 12,8 %, frente al 6,7 % de la UE (con respecto al pasado). Igualmente, el PIB per cápita es un indicador de la economía nacional y, ahora mismo, estamos por debajo de la media europea, algo que no mencionó Solchaga. Nos situamos en el puesto 18º, por detrás de Estonia. La crisis inflacionista ha golpeado a los hogares españoles, lo que se traduce en pérdida de poder adquisitivo, habiendo caído un 85 % en 2022. Estos datos son de Eurostat, la oficina estadística europea. Solchaga hizo un llamamiento a la necesidad de una mayor integración política y económica con Europa, lo cual lleve a una unión bancaria “seria”, así como apuntó de Guindos. Solchaga propuso la creación de un Ministerio de Economía, que se encargue de las finanzas y otro Ministerio europeo, mutualista, pero no desarrolló esta idea. Solchaga finalizó su intervención con esta frase: “la alternativa es vivir como ahora”.

Si bien no se trataba de un debate político, puesto que son los líderes actuales quienes deberían hacerlo, así como propuso el presidente Pedro Sánchez (eso sí, sin “maquillar” los datos), lo cierto es que el público esperaba más un “cara a cara”. Pero en los turnos de palabra que ambos tuvieron, no discreparon e, incluso, estuvieron de acuerdo en sus análisis y perspectivas a futuro. Ello no quita que omitieran datos relevantes y dedicaran la ocasión a enaltecer sus políticas económicas. Hablaron con bastante benevolencia del papel de la Unión Europea, lo cual no es de extrañar si tenemos en cuenta que Luis de Guindos está al frente del BCE. Lo cierto es que, el principal objetivo de la política exterior española es tener más presencia y, si cabe, influencia en Bruselas. La incorporación de España en la UE se produjo con gran entusiasmo, pero no en todo momento España se ha involucrado con la misma “pasión”. Justamente, los dos ex ministros alabaron los fondos de ayuda económica, pero son estos los que han hecho más dependiente a nuestro país desde el inicio.

El prestigio de España de cara a Bruselas se vio afectado desde la crisis financiera y económica de 2011, momento en que la UE decidió el plan de ayuda y no había ningún español en los puestos clave de decisión. No obstante, otros procesos políticos en Europa, como el Brexit, la deriva antieuropeísta de Polonia y la guerra de Ucrania, han mejorado la imagen de España en Bruselas y su compromiso con ella. España también debería considerar si le conviene depender tanto de Francia y Alemania, más cuando son estos dos países los que han experimentado un mayor retroceso económico desde 2021. Por ello, vale la pena analizar nuevas alianzas; si bien, la fragmentación política en Europa y dentro de los distintos países, es palpable. Puede que pequemos de “inocentes” en ocasiones y, en otras, de “acomplejados”, por la constante comparativa con Europa. Para concluir, cabe preguntarse sobre el deseo genuino de nuestras élites políticas y económicas en que mejoremos como sociedad y nación autosuficiente.