¿Pues la pregunta es la adecuada? Aunque la respuesta no te va a gustar demasiado. Porque siempre el avance científico y tecnológico, especialmente en los últimos cien años, se ha llevado a cabo haciendo abstracción de cuáles eran en cada época los problemas de injusticia social, pobreza, enfermedades y conflictos regionales.
En cierto sentido, podemos decir que ahora, que estamos en la tercera década del siglo XXI, sí se ha evidenciado una mayor consciencia planetaria, por los derechos humanos y también los de la tierra, que, como un auténtico organismo vivo con sus ritmos geológicos de millones de años, también ha entrado a formar parte de la preocupación de gobiernos e instituciones de todo el mundo.
Y esto ha ocurrido, como siempre ocurren los avances de nuestra civilización en materia de mejoras y bienestar para los habitantes, de que surgiera y se acelerara en los últimos quince años, un mayor nivel de consciencia medioambiental. ¿Y cómo se logró esta mayor sensibilidad? Gracias a la iniciativa de personas que lucharon individualmente denunciando tales deficiencias en la gestión de gobiernos y empresas con la finalidad de que tuvieran límites, y que finalmente han contribuido de manera decisiva a que se parase un deterioro que se iba produciendo a pasos agigantados.
Pero volviendo a la investigación aeroespacial, lo que no cabe duda es que detrás de este poderoso y rápido avance de la ciencia espacial, hay mucha investigación, enormes inversiones que también acarrean grandes beneficios para muchas empresas líderes tecnológicas, pero especialmente un futuro que es amplísimo tanto para las agencias espaciales como para cada vez más empresas privadas que compiten por una porción de la tarta. En conjunto, son muchos países que están en esta carrera, aunque los que de verdad cuentan, son unos pocos.
En las décadas de 1950 y 1960, el mundo observaba con entusiasmo cómo Estados Unidos y la Unión Soviética eran las que marcaban la agenda, existiendo un recíproco desafío para ver quién de ellas era la primera en cualquier campo de la investigación espacial. Se llevaron a cabo hazañas que provocaron un progreso tecnológico sin precedentes, cuando aquellas investigaciones y aplicaciones en el espacio que eran probadas, pasaban años después a formar parte de productos y procesos de serie que mejoraban nuestras vidas.
Actualmente puede que tengamos la impresión de que los avances sean menos espectaculares que en aquella época pionera de la conquista del espacio, pero no por ellos menos relevantes. Lo que sucede, es que han transcurrido seis décadas en los que la tecnología nos ha hecho más proclives a aceptar la innovación, forma parte de nuestras vidas, y casi que consideramos como algo normal que haya un robot caminando por la superficie de Marte en busca de agua y analizando las propiedades químicas del suelo.
El avance imparable en la investigación aeroespacial, se está haciendo también más accesible, ya que hay algunos países en desarrollo, así como empresas privadas, incluso los colegios y escuelas pueden lanzar naves espaciales. Y no menos sorprendente, que las personas normales (civiles no militares) ya pueden viajar más allá de nuestra atmósfera.
China ya ha completado el ensamblaje del último módulo de su estación espacial, siendo la última gran pieza faltante que unida al corazón de la estación, será a la vez un área de trabajo científico y una zona de actividades deportivas para los taikonautas, los astronautas chinos. Incluso la tecnología aeroespacial china puede hacer que la Estación Espacial Internacional (ISS), que está bajo la dirección de la NASA tras más de 20 años girando alrededor del globo, pueda quedar obsoleta. No menos trascendentes son los programas que están en marcha por las principales potencias para extraer asteroides, enviar astronautas a Marte, construir enormes constelaciones globales de satélites e incluso enviar energía solar desde el espacio a la Tierra.
En esta carrera Estados Unidos sigue liderando el camino, representando más de la mitad de la inversión mundial en el espacio, pero le sigue China y muy por delante de Rusia. Pero lo que sí es novedad para los que somos profanos en este campo, es que actualmente hay alrededor de otros 70 países con programas espaciales activos, desde naciones importantes como Alemania, Francia e India hasta gobiernos ambiciosos en países como Irán y los Emiratos Árabes Unidos, que enviaron con éxito un orbitador a Marte en 2021.
Seguiremos asistiendo a asociaciones estratégicas, que serán cada vez más necesarias, dado que, del conjunto de países en esta carrera, solo diez tienen sus propias capacidades de lanzamiento, lo que convierte el espíritu asociativo en una parte vital de la futura década.
Crecimiento del sector privado
Y aquí es donde empieza el liderazgo de la iniciativa privada, ya que los gobiernos no son los únicos participantes en la nueva carrera espacial. Si miramos los últimos 24 meses, durante 2021 se produjeron hitos importantísimos en el sector espacial comercial, con Virgin y Blue Origin uniéndose a SpaceX como compañías espaciales. SpaceX ahora está firmemente establecido como un jugador importante: ha realizado numerosas misiones a la Estación Espacial Internacional (ISS) y está expandiendo rápidamente su flota de satélites de Internet Starlink. Mientras tanto, los vuelos de Blue Origin y Virgin pueden haber sido criticados como viajes multimillonarios al espacio, pero las dos compañías también planean transportar cargas útiles científicas.
La cosa no queda reducida a estas 3 empresas, ya que han aparecido y seguirán haciéndolo, cientos de otras empresas relacionadas con el espacio en todo el mundo, que seguirán reduciendo el coste del acceso al espacio a través de innovaciones como cohetes reutilizables, satélites en miniatura y, potencialmente, incluso estaciones espaciales privadas. Un liderazgo tecnológico privado que compite codo a codo con el poderío de agencias como la NASA.
Hay que tener en cuenta que en referencia al coste de lanzamiento a la ISS se ha reducido cuatro veces en las últimas dos décadas, mientras que poner un satélite en órbita terrestre baja, ahora es 20 veces más barato que lo era al inicio del siglo XXI.
Y esta es una razón de peso que explica por qué se ha producido un incremento masivo de satélites que en la actualidad orbitan alrededor de la Tierra: hay alrededor de 5000 satélites activos sobre nosotros, casi un aumento de cinco veces desde 2010. Esto es significativo: a medida que los países y las empresas envíen más y más satélites al espacio, esto ayudará a reducir el coste y la velocidad de proporcionar datos valiosos a gobiernos, empresas y, en última instancia, a los ciudadanos.
¿Qué sigue para la exploración espacial?
Tampoco nos engañemos, ya que, si bien es muy loable la conquista de otros mundos a los que en cien años o un poco más, tendremos tecnología suficientemente desarrollada para poder viajar al espacio interestelar, sin duda una gran parte de la verdad que encierra la carrera espacial alocada es que los cuerpos celestes como la Luna y los asteroides albergan vastas reservas de metales y minerales valiosos.
Si bien es probable que los desafíos financieros y tecnológicos de traerlos de vuelta a la Tierra no se resuelvan durante la próxima década o dos, muchos países y empresas ahora están buscando soluciones.
Normativas internacionales que regulan el uso del espacio
El imparable avance tecnológico exigirá a los gobiernos que, en un acuerdo internacional sin precedentes, al nivel de Naciones Unidas, se establezcan las reglas y regulaciones para el uso del espacio, y esto debe ser una prioridad en la próxima década.
Hasta el presente las normativas que regularon el espacio exterior han asegurado con éxito el uso pacífico del espacio, cuestión que no es para nada una garantía de lo que vaya a ocurrir a partir de 2023, especialmente interesa las consecuencias de la Guerra de Ucrania en el equilibrio geoestratégico mundial. Las regulaciones para el espacio exterior tienen que contemplar la diversidad de aspectos comerciales que están surgiendo ahora. Las entidades públicas y privadas tendrán que trabajar juntas para establecer protocolos para actividades rutinarias como la gestión del tráfico y la prevención de colisiones, así como para abordar problemas futuros como la minería o la generación de energía.
Sin ninguna duda, los beneficios podrán ser importantísimos, facilitados por una mejor accesibilidad al espacio porque habrá mayor competencia y se espera que la economía espacial crezca rápidamente. Actualmente el volumen de actividad estimado es de alrededor de 400.000 mil millones de dólares, siendo el Bank of America la institución financiera que estima que la industria espacial global podría generar ingresos de más de 1 billón de dólares para fines de esta década.
¿Cómo beneficia la carrera espacial al mundo?
Superar los desafíos de trabajar en el espacio ha llevado a muchos avances tecnológicos y científicos que han brindado beneficios a la sociedad en la Tierra en áreas que incluyen salud y medicina, transporte, seguridad pública, bienes de consumo, energía y medio ambiente, tecnología de la información y productividad industrial.
¿Qué país tiene más satélites en el espacio 2022?
La respuesta es fácil de intuir: Estados Unidos, ya que de los 4.852 satélites artificiales activos que orbitan la Tierra al 1 de enero de 2022, 2.944 pertenecen a Estados Unidos. Este es, con mucho, el mayor número de un solo país, con su competidor más cercano, China, que representa solo 499,27.
El Ford T y las conquistas a Marte
Los avances tecnológicos y científicos en los últimos cien años se han producido de forma, primero escalonada, como cuando se implantó la producción en serie de automóviles de la cual Henry Ford fue el pionero y revolucionó la industria, no tanto por haber sido el primer vehículo, sino por poner en valor lo que representaban para el desarrollo económico las cadenas de montaje.
La situación en la investigación aeroespacial actual desde que hay otros actores privados, no solo las agencias espaciales de países, es similar a la que cuando Ford revolucionó la industria automotriz. Lo que Ford hizo fue una revolución más allá del automóvil. Representaba una nueva forma de entender las fábricas y las relaciones laborales. Todo cambió a partir de ahí. Como todo ha cambiado ya a partir de operadores privados en el espacio exterior llevando civiles, lanzando satélites y pensando en habitar Marte.
Esto seguirá exigiendo un fuerte liderazgo tecnológico e imparables inversiones que, a su vez, multiplicarán los beneficios de las empresas que entren a jugar, pero que esta vez, con la sensibilidad que se haya logrado respetando las exigencias que el liderazgo efectivo ha impuesto de un crecimiento y desarrollo sostenibles, logrando que haya una derrama hacia abajo, que también exigirá de acuerdos entre gobiernos, instituciones y organizaciones privadas.
De esta manera, el efecto multiplicador de la tecnología deberá canalizarse (con un buen liderazgo) para que no repercuta diez años más tarde en los habitantes, sino que los efectos de tales avances tecnológicos sean inmediatos. Esta es la sensibilidad que sí estamos seguro se ha adueñado por fin de líderes empresariales y políticos, porque saben que la contestación social, la crítica y el análisis permanente gracias a un nivel de información en tiempo real, les están vigilando y controlando.
La mejor formación en la ciudadanía y una muy cambiada consciencia social individual y colectiva, pondrán límites mucho más claros al expansionismo aeroespacial y las consecuencias que de él deriven. Porque hay que procurar desde todas las organizaciones e instituciones, por supuesto, de los gobiernos, que tales avances representen un claro beneficio para las sociedades que habitamos la tierra y no un mayor perjuicio derivado de una investigación que se haga a expensas de la salud climática y de sus habitantes.
José Luis Zunni es director de ecofin.es y vicepresidente de FORO Ecofin. Director de ECOFIN Business School y coordinador de ECOFIN Management & Leadership. Director del Centro de Liderazgo de la EEN (Escuela Europea de Negocios) y coordinador académico de la Red e Latam del grupo media-tics.com. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Conferenciante. Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management de la EEN y coordinador del FORO DE MANAGEMENT Y NUEVA ECONOMÍA DE LA EEN. Autor de ‘Inteligencia Emocional para la Gestión. Un nuevo liderazgo empresarial’, coautor de ‘Liderar es sencillo. Management & Liderazgo’ y coautor con Ximo Salas de ‘Leader’s time (Tiempo del líder)’