La conclusión tal vez más importante es que el enfoque que hacen la mayor parte de los medios en todo el mundo, centrado en la política, cifras de muertos, pleitos, guerras y calamidades, es un gran error, que aleja a la gente de la información. Es un periodismo inútil, que genera desconfianza y hastío y produce que la gente desconfíe de los medios y evite el consumo de noticias.
Por todo ello, pagar por el periodismo no es una prioridad en la vida de las personas. Y todo ello cuando el modelo económico tradicional de los medios, basado en la publicidad y la venta de los contenidos en papel o digital, está destruido y los medios intentan sobrevivir y progresar en orden disperso, como ciegos en la niebla. La situación merece una reflexión en profundidad de todos aquellos responsables de esta industria.
La confianza y el interés por la información, tal y como generalmente se ofrece, está en caída libre en todo el mundo. Dos de los cinco mercados con mayor caída son hispanoparlantes. En España, solo un 55% del público dice estar muy interesados en la información que se les ofrece. En Argentina, son menos de la mitad de los encuestados. A nivel mundial, la acción voluntaria de evitar el consumo de noticias fue del 29% en 2017 y ahora es del 38%. En Brasil, el porcentaje de los que rechazan las noticias es demoledor: el 54%. Debe ayudar el fenómeno Bolsonaro. Pero tal vez el país más afectado es Estados Unidos. Es el país con más desconfianza hacia las noticias y el tercero con mayor propensión a que la gente evite el consumo de noticias. Habría que señalar a un tal Trump. El populismo es veneno para los medios. Por eso, el prestigioso "NYT", que intenta alcanzar los 15 millones de suscriptores de pago, está priorizando el entretenimiento, gastronomía, recomendaciones de compras, temas muy prácticos. Carece de sentido dedicar la mayor parte de los recursos a políticos grises, guerras que le gente no entiende, problemas complejos que no se explican, etc.
Resulta curioso comprobar que son las personas mayores las que tienen la mayor propensión a pagar por noticias, pero rechazan el protagonismo de las opiniones, que ha crecido desmesuradamente. Los más jóvenes opinan exactamente lo contrario. El periodismo de trinchera, que tanto se practica en España, mezclando la información con la opinión bochornosamente, es un enfoque letal. Las redes sociales, plagadas de insultos y desinformación, son otro veneno.
Que cada uno saque sus propias conclusiones.