Volvemos a preguntarnos: ¿Qué puedes hacer por tu bienestar personal?
El bienestar personal depende de cosas tan simples como darle el tiempo que merecen a las personas especiales en nuestra vida, además de otras que no son poca cosa, como comer sano y bien (ordenadamente), dormir las horas necesarias, hacer ejercicio, etc. Pero también hay otras cuestiones no menores como socializar, meditar, apoyarse en las personas en las que confiamos, etc.
Para que podamos sentir ese bienestar tenemos que hacer esta composición de lugar: ¿me siento bien y estoy contento en todos los aspectos de mi vida, tanto profesional como personalmente? ¿En qué cosas no estoy satisfecho y me producen angustia y también contribuyen a mi estrés?
El bienestar es algo que debe priorizarse ya que afecta el funcionamiento de la salud mental y física
Cuando nos sentimos bien estamos influenciando positivamente tanto la salud física como mental (impacta directamente en ellas). Del mismo modo, cuando no estamos bien, nos termina afectando, tanto en el presente como en un futuro que puede extenderse demasiado si no lo controlamos y/o neutralizamos.
Buscar un bienestar es una tarea que debemos priorizar porque es esencial para el funcionamiento (el cómo nos sentimos día a día) de la salud mental y física. Se relaciona directamente con la calidad de vida de una persona.
Los aspectos que incluye el bienestar son amplios: emocional, físico, intelectual, social y espiritual. Todos estos ámbitos de nuestra vida están interconectados y se construyen unos sobre otros. Es importante que todos los aspectos del bienestar se equilibren adecuadamente para crear cierta armonía que promueva una vida sana y saludable.
Consejos para mejorar el bienestar
1º) Bienestar Emocional
Depende directamente de nuestra capacidad de expresar sentimientos, disfrutar de la vida y hacer frente a los desafíos emocionales. De cómo gestionemos las emociones, tendremos mejor o peor bienestar. Una de las claves es mostrar sensibilidad hacia los demás (una buena dosis de empatía) para que vean en nosotros que esa persona o personas nos importan. Que tenemos que tener la percepción consciente de que el otro existe y también siente. Por tanto, transmitiendo estos sentimientos en un proceso empático, nos devuelve energía de otras personas que nos ayuda también a percibir este bienestar delegado porque hay sentimientos compartidos.
2º) Bienestar físico
Tener un cuerpo sano y crear buenos hábitos de salud física pueden ayudar a mejorar el estado de ánimo y el bienestar general. Para esto se requiere el ejercicio adecuado y un plan de alimentación saludable. Se pueden hacer desarreglos controlables en fin de semana, pero durante los días laborales debemos mantener un orden. Este equilibrio en la ingesta de alimentos se termina notando en nuestro estado anímico y especialmente el mental (eso de sentirse con la mente despejada).
3º) Bienestar Intelectual
Es importante mantener el cerebro activo y saludable durante toda la vida. Estar siempre dispuesto al llamado aprendizaje continuo, participar en grupos con un interés social para la comunidad, estudiar idiomas, o un instrumento musical, etc.
4º) Bienestar laboral
Es propicio hacerse determinadas preguntas, tales como: ¿refleja nuestro trabajo nuestros valores personales? También, ¿tenemos un balance positivo entre trabajo y vida? O no menos importante, ¿sentimos una sensación de logro y orgullo en nuestro trabajo?
No solo si el trabajo y/o profesión te da satisfacción personal, sino, si te facilita los ingresos que necesitas para vivir. Esa compatibilidad entre ingresos y sentirse bien es algo a lo que vamos a tender de equilibrar con los años, gracias a la madurez y la experiencia.
5º) Bienestar Espiritual
Depende de nuestros principios y valores, lo que influye decididamente en cómo está siendo afectada nuestro día a día por las relaciones interpersonales, especialmente laborales, porque no estamos encajando bien lo que se nos exige o porque no creemos en la meta y objetivos que se ha fijado la organización. Y muy especialmente, empezamos a dudar sobre cuál es el propósito de nuestra vida.
Para ello es importante tener la flexibilidad para ajustar y/o actualizar ciertos valores y creencias, porque la sociedad evoluciona y nosotros también tenemos que evolucionar con ella.
6º) Bienestar social
Hay que darle prioridad a las interacciones sociales y las relaciones con amigos, familiares y comunidades. Evitar el aislamiento que puede llevar a la depresión.
Finalmente, todas las personas que han recurrido a técnicas de relajación, por ejemplo, a través del yoga en sus diversas variantes, han descubierto que era posible lograr un nivel de bienestar que desconocían o que creían que no era posible lograr. Igualmente, con las técnicas de reflexión, especialmente a través de la gimnasia respiratoria combinada con la meditación y la reflexión, pasa a ser un hábito diario que cuando nos falta este tipo de ejercitación, lo extrañamos porque se ha convertido en un hábito positivo de nuestra vida y que sabemos que nos otorga ese sentimiento tan importante que es sentirse bien.