La cuestión estriba entonces en el hoy y aquí y ahora, para preguntarnos si se nos permite libremente expresar nuestras opiniones. Porque es un derecho fundamental de toda sociedad moderna, pero más allá del encaje que tenga la opinión en una sociedad democrática, pertenece a uno de esos pilares de los derechos fundamentales de la persona. O sea, que la libertad de expresión es el espejo (debe serlo) de cómo se reflejan nuestros derechos naturales como seres humanos que están instalados (lamentablemente se olvida con frecuencia) en las sociedades modernas desde 1789 marcado a fuego por la Revolución Francesa.
Cuando aprendimos las respuestas nos cambiaron las preguntas
Esto es algo que ocurre, aunque parezca un poco sensacionalista. Porque el incremento constante de nuevas preguntas (la evolución natural de una sociedad) requiere dar respuesta desde los gobiernos e instituciones, pero también desde los ambientes educativos, medios de comunicación, etc. La cuestión es si el cambio repentino de preguntas que nos formulamos tiene atisbos autoritarios o se mantiene en niveles de una democracia aceptable.
¿Pero qué pasa realmente con eso de que se nos permite expresar nuestra opinión? ¿Es así? ¿Es libertad genuina o sufre presiones? ¿Qué tan preocupado estás por tu derecho a hablar libremente y la libertad de expresión en general?
Estamos inmersos en una doble sociedad, la real y la virtual, en la que ésta última, en el contexto de las redes sociales y el tremendo desarrollo de las NT’s que condicionan todas nuestras formas de comunicación, hay con mayor o menor virulencia según sea el tema y el momento, un creciente discurso de odio, de ajuste o pretendida rectificación, a cualquier cosa que expresemos sobre la que nos guía el sentido común e incluso, la legalidad.
Las líneas que se pueden atravesar (me refiero a las rojas) no están siempre bien delineadas, lo que hace que una opinión pueda ser refutada por no estar de acuerdo con ella, pero desde una posición casi delictiva, no solo de insulto, sino de agravios y amenazas.
¿Está amenazada la libertad de expresión?
Si bien como hemos dicho, la libertad de expresión es un derecho humano universal, se encuentra cada vez más bajo presión, incluso en algunas de las democracias más antiguas. ¿Por qué? ¿Depende de la debilidad democrática de esos países en los que ocurre? En España tenemos una democracia consolidada, pero igualmente la libertad de expresión está manifiestamente bajo presión, no del gobierno ni autoridades ni instituciones, pero sí de personas inescrupulosas que hacen del insulto, las amenazas veladas, la intimidación y toda forma de infligir miedo, un estilo de comunicación, más diríamos, una manera desproporcionada y con frecuencia rayando la ilegalidad de conducirse en la vida.
Estamos en una encrucijada crítica. El sesenta y ocho por ciento de la población mundial vive en regímenes autocráticos en 87 países. Según el análisis de Yanina Welp, investigadora del Centro Albert Hirschman para la Democracia en Ginebra, existe una tendencia preocupante en la que las democracias están decayendo o transformándose en autocracias en varias naciones del G20, incluidos Brasil e India. Sorprende ver al frente de esta autocratización a un país europeo como Polonia.
Coincidimos con Welp, que cada vez que aparece el populismo, es una señal inequívoca de que hay un agotamiento en la sociedad, el cual se produce también de manera recurrente en base a las crecientes diferencias estructurales en muchos países (la desigualdad económica e injusticia social son aceleradores de inestabilidad tanto en las poblaciones como en la clase política), lo que incluye un creciente racismo, que a menudo se considera el chivo expiatorio de las desigualdades.
Un apunte final que no podemos obviar: cuando se pierde libertad de expresión o se limita la misma por cualquiera de las formas posibles, esa sociedad pierde un elemento sustancial que es la sensibilidad que las personas expresan a través de sus palabras que son reflejo de sus pensamientos e intenciones. La conculcación de la libertad de expresión no necesita solo de la prohibición, sino de presiones ejercidas de manera arbitraria que incluso aunque no violando ninguna ley, sí condicionan el espíritu libre que por derecho natural corresponde a todos los ciudadanos de este mundo.
Si (
No(
