Pero, ¿cuántas veces nos ha ocurrido que teníamos la sensación de trabajar muy duro pero que no íbamos a ninguna parte? Esto nos los preguntábamos con frecuencia por ciertas acciones que la dirección de nuestra empresa había emprendido; decisiones que se tomaron con las que no estábamos de acuerdo o, ya en el plano personal, qué grado de afectación tales medidas iban a tener en nuestra esfera privada.
Cuando nos detenemos en reflexionar cuáles han sido nuestras habilidades destacables y también logros obtenidos, por ejemplo, en los últimos cinco años, tal vez nos tire un poco la moral abajo, porque a lo mejor llegamos a la conclusión que no vemos durante este período ninguna mejora en ambas. Si a esto le sumamos la inseguridad en la toma de decisiones en la empresa en la que trabajamos, nuestro sentimiento de incomodidad seguramente se incrementa hasta niveles que nos genere ansiedad y, por supuesto, estrés.
Pero esto a su vez tiene otra vertiente: nos cuesta ver cómo podremos cumplir con nuestras expectativas, ilusiones, ambiciones, etc. hacia nuestro futuro mediato, por ejemplo, el próximo año y medio.
De ahí la importancia que se involucre el gobierno y la clase política en una fijación de objetivos reales y alcanzables. Es esencial.
Si hacemos un repaso a los hechos cotidianos, la realidad es que una mayoría de personas son las que durante casi toda su vida activa -salvo algunos períodos excepcionales – pasan los años yendo de un trabajo a otro, o apresurándose tratando de hacer más mientras logran muy poco. Y esto genera una tremenda frustración que hunde cada vez el ánimo de esas personas.
Por tanto, la cuestión es si las metas que nos fijamos son las adecuadas. Nos gusta decir inteligentes, porque implica que podemos aclarar nuestras ideas, la visión que tengamos de las cosas, regular mejor los esfuerzos que hagamos, mientras hacemos un uso racional y eficaz del tiempo, así como de los recursos que tenemos a disposición. ¿No les parece que se adapta perfectamente esta exposición a la necesidad actual de ajustar los objetivos? ¿No les parece que es una tarea que debemos compartir organizaciones, instituciones, clase política y dirigente, si es que se quiere que los objetivos post Covid-19 sean reales y alcanzables?
Desde ya que, si atendemos a estos reclamos que nosotros mismos debemos hacernos (reflexión), es altamente probable aumentar nuestras posibilidades de lograr parte importante de lo que deseamos y buscamos en la vida.
Por tanto, vamos a analizar qué significan los objetivos SMART y cómo pueden usarse para lograr los objetivos que nos propongamos para esta época post Covid-19
¿Qué significa SMART?
SMART es un acrónimo en inglés que representan las palabras Specific, Mesasurable, Achievable, Relevant y Time Based (específico, medible, alcanzable, relevante y basado en el tiempo), que se utiliza para dirigir apropiadamente el establecimiento de objetivos.
Sus orígenes se atribuyen a la época en la que se implantaba de manera generalizada la planificación y gestión por objetivos del “padre del management” Peter Drucker.
El primer uso conocido del término SMART corresponde a la edición de noviembre de 1981 de Management Review por George T. Doran. Desde entonces, el profesor Robert S. Rubin (Universidad de Saint Louis) escribió sobre SMART en un artículo para “The Society for Industrial and Organizational Psychology”, afirmando que SMART había llegado a significar cosas diferentes para diferentes personas, según la orientación y dirección que se daba a la expresión.
Lo importante es asegurarse de que los objetivos que se establezcan sean claros y alcanzables, para lo cual la expresión (en realidad es el contenido de la misma) nos facilite lo siguiente:
– Que sea específico. Esto extiende el alcance del término a simple, sensible y significativo.
– Medible. Se extiende también al término motivador.
– Alcanzable. Se extiende también al término acordado y/o convenido.
– Relevante. La extensión del término aquí es muy amplia, ya que puede abarcar palabras que se ajusten a lo que se está persiguiendo con este método, que es que sea una elección de objetivos razonable, realista, con recursos y basado en resultados.
– Límite de tiempo. Extensible a conceptos como limitado en el tiempo, relación tiempo/coste invertido, tiempo/oportunidad y tiempo/urgencia.
La posición del profesor Rubin era que el acrónimo SMART requería una actualización para reflejar la importancia de la eficacia y la retroalimentación. No cabe duda que para la época post Covid-19 hay que revisarla y actualizarla.
Por ejemplo, ¿estamos del todo de acuerdo en la gestión de los datos estadísticos que ha hecho el gobierno para informar a la población sobre la realidad de contagios y muertes?
Analicemos el alcance de cada uno de sus términos para el momento en el que nos encontramos cerrando el primer semestre de 2020.
1º) Específico
Su objetivo debe ser claro y específico, de lo contrario no podrá concentrar sus esfuerzos o sentirse verdaderamente motivado para lograrlo.
La doctrina convencional a través de los años, con diferentes variantes, pero significando más o menos lo mismo, ha establecido un cierto protocolo que casi tácitamente aplicamos al fijarse los objetivos. En términos generales son algunas preguntas que es conveniente que nos formulemos:
- a) ¿Qué queremos lograr?
- b) ¿Por qué es importante este objetivo?
- c) ¿Quién está implicado? (Nos referimos a equipo y/o departamento y/o personas y/o mandos intermedios).
- d) ¿Dónde está localizado? (Nos referimos a si es un objetivo de nuestro entorno más próximo, fuera de nuestro ámbito habitual, etc.)
- e) ¿Qué recursos o límites están involucrados?(Nos referimos a la capacidad financiera, económica, apalancamiento necesario, etc.)
2º) Medible
Es importante tener objetivos medibles para ver claramente cuáles son los progresos y mantener motivado al personal. Se sabe que cuando se hace un seguimiento permanente ayuda a mantenernos bien focalizados en los objetivos perseguidos. Además, es fundamental para que se cumplan los plazos.
También la doctrina nos indica ciertas preguntas que podemos formularnos, tales como:
a) ¿Cuánto cuesta?
- b) ¿Cuántos? (Nos referimos a una serie de objetivos que deben ser cumplidos de manera gradual y progresiva o, por el contrario, de forma simultánea).
- c) ¿Cómo nos percataremos que es el momento que se logra? (Nos referimos a la percepción que se tiene cuando se está monitoreando los procedimientos que se están siguiendo para que los objetivos sean alcanzados. Si se está siguiendo la senda esperada o, por el contrario, hay que hacer ajustes).
3º) Alcanzable
Si se persigue el éxito, el objetivo debe ser factible de ser cumplido (alcanzado). Por tanto, hay que revisar nuestras habilidades y recursos disponibles para que sea posible cumplir esa meta alcanzable.
Esto implica identificar oportunidades o recursos previamente ignorados que pueden acercarlo a ella.
Las preguntas que también surgen de la doctrina convencional, pueden ser:
- a) ¿Cómo podemos lograr este objetivo?
- b) ¿Cuán realista es el objetivo, basado en otras restricciones, como los factores financieros?
4º) Relevante
Este elemento de la expresión trata de garantizar que el objetivo sea importante y que también se alinee con otros objetivos relevantes. Todos necesitamos apoyo y asistencia para lograr nuestros objetivos, pero es importante mantener el control sobre ellos. Es imprescindible asegurarse de que los planes fijados y aprobados impulsan a todo el personal hacia adelante.
Las preguntas a las que se pueden responder, son:
- a) ¿Parece que este objetivo vale la pena?¿Es valioso en sí mismo o sólo en relación a otros objetivos que persigue la organización?
- b) ¿Es la oportunidad la correcta para que no deje de ser relevante?
- c) ¿Esto coincide con nuestros otros esfuerzos/necesidades?
- d) ¿Somos el equipo y/o personas adecuadas para alcanzar este objetivo?
- e) ¿Es aplicable en el entorno socioeconómico actual?
5º) Con plazos
Cada objetivo necesita una fecha objetivo, de modo que tenga una fecha límite para enfocarse y algo en lo que trabajar. Esta parte de los criterios de objetivos SMART ayuda a evitar que las tareas cotidianas tengan prioridad sobre los objetivos a largo plazo.
Las preguntas habituales en este caso son:
- a) ¿Cuándo?
- b) ¿Qué debe hacerse dentro de seis meses si las condiciones cambian sustancialmente?
- c) ¿Qué se puede hacer hoy?
Apliquemos entonces el SMART a la política, por ejemplo, cuál será la realidad de la Comunidad de Madrid una vez superada la pandemia y cómo estableceríamos los objetivos, tanto institucionales como de organizaciones privadas.
Volviendo a utilizar la misma metodología descrita, la cuestión podría establecerse respondiéndonos a una serie de preguntas abiertas que exigen respuestas, datos y, especialmente, medidas y acciones a implementarse.
- ¿Cuántas empresas han cerrado definitivamente? ¿Cuántas suspensiones de pago se han presentado?¿Cuántas empresas han solicitado créditos ICO, refinanciamiento de sus préstamos, etc.? ¿Qué porcentaje de las solicitudes se ha denegado y cuáles son las razones?
- ¿Cuántos expedientes de regulación de empleo se han firmado en Madrid? ¿Cuántos puestos de trabajo se han destruido?¿Cuántos puestos de trabajo se estima se pueden volver a crear en los próximos seis meses si se toman medidas de política económica ajustadas a esa realidad, tales como reducciones de la cotización a la Seguridad Social para reintegrar a puestos de trabajo personas que están en el paro, diferimiento de impuestos, financiamiento preferente para capital operativo y vuelta a poner en marcha miles de empresas con dificultades?
- ¿De cuánto ha sido el incremento del paro en la Comunidad de Madrid desde el 14 de marzo?
A partir de decenas de preguntas como las formuladas, deberemos establecer objetivos parciales que vayan de menor a mayor (de lo más simple a lo más complejo, siguiendo la metodología para la resolución de problemas complejos); o sea, desde la base del tejido empresarial constituido por empleados en activo, parados, empresas en activo, cerradas, etc., para tener una primera aproximación de cuál es el escenario factible de creación de riqueza y salida pautada de una recesión que ya está mostrando sus primeros síntomas.
No olvidemos que hemos explicado que SMART tiene un término que significa o alcanzable o acordado o convenido. Entonces, la pregunta a la clase política sobre este particular podría ser: ¿Con quiénes se ha fijado/convenido/acordado pautas (si es que se han descrito) para retornar inmediatamente, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, a la fase de reactivación? ¿Está involucrado el Gobierno nacional o sólo el regional? ¿Existen medidas contempladas a nivel nacional que sean compatibles con las regionales o no hay concurrencia alguna entre ambas?
El criterio SMART no consiente la manipulación de datos, ni la falsedad y, menos, el direccionamiento de una realidad sostenida por los hechos por la sola circunstancia que responda a intereses políticos, que no necesariamente son los intereses generales. SMART no entiende de ideologías, sino de prioridades y precisión en la elección de los objetivos.
SMART significa priorizar objetivos, no confundir en una elección ni aleatoria ni de conveniencias que satisfacen a determinados intereses de la organización. O sea, un interés político que no de factibilidad técnica-económica. Si esto vale para la empresa privada, con más razón para el ámbito político del cual depende la vida de millones de personas.
José Luis Zunni es director de ecofin.es y vicepresidente de FORO Ecofin. Director de ECOFIN Business School y coordinador de ECOFIN Management & Leadership. Director del Centro de Liderazgo de la EEN (Escuela Europea de Negocios) y coordinador académico de la Red e Latam del grupo media-tics.com. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Conferenciante. Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management de la EEN y coordinador del FORO DE MANAGEMENT Y NUEVA ECONOMÍA DE LA EEN. Autor de ‘Inteligencia Emocional para la Gestión. Un nuevo liderazgo empresarial’, coautor de ‘Liderar es sencillo. Management & Liderazgo’ y coautor con Ximo Salas de ‘Leader’s time (Tiempo del líder)’
Antonio Alonso, presidente de la AEEN (Asociación Española de Escuela de Negocios) y secretario general de EUPHE (European Union of Private Higher Education).
Salvador Molina, presidente del Foro ECOFIN y consejero de Telemadrid