Google Maps es el próximo objetivo de Google para hacer caja

Google facturó en 2018 casi 40.000 millones de dólares, con beneficios de casi 9.000 millones, según datos oficiales. Apenas una fracción de lo que ingresó la matriz, Alphabet: 137.000 millones, superando los 30.000 millones de dólares de beneficio. Son cifras que impresionan a cualquiera y que tienen en el buscador de Google y en la publicidad digital que gestiona la compañía gran parte de su peso. Pero el excesivo poder de estos servicios ha puesto en la picota a la compañía, que ya se ha enfrentado a varios contenciosos en Europa y que también la ha enfrentado con los medios o algunos gobiernos. Su nueva estrategia también podría pasarle factura, pero al menos se basa en la lógica explotación comercial de un servicio propio hasta ahora infrautilizado: Google Maps.

La compañía lanzó Google Maps hace 14 años. Durante este tiempo ha mejorado progresivamente el servicio, hasta el punto de haberlo mejorado considerablemente y en línea a los propios avances de la tecnología y del mundo digital en general. Hoy, Google Maps es mucho más que un mapa digitalizado: es un navegador GPS, es una biblioteca de fotografías en 360 grados de la práctica totalidad de las calles del planeta, es una guía de viajes de primer nivel, es un compendio de negocios y lugares de interés, es un plano de transportes interactivo que permite planificar rutas en casi cualquier medio que se precie... Y es la puerta de acceso para que miles de desarrolladores asienten sus propios servicios digitales basados en Google Maps gracias a su potente y gratuita API. Pero todo esto está cambiando.

Para empezar, lo que durante años ha sido gratis para todos podría empezar a ser de pago para algunos. Parece quedar claro que los usuarios seguirán accediendo a los servicios de Google Maps de forma gratuita, pero no está tan claro que tanto negocios como desarrolladores puedan seguir beneficiándose del servicio a cambio de nada. De hecho, la API de Google Maps ha comenzado a cobrar mucho antes de lo que lo hacía hasta ahora. Esto pone en riesgo a muchos de los 5 millones de desarrolladores con que cuenta la plataforma, principalmente porque ha pasado de cobrar 50 centavos por cada 1.000 visitas a partir de las 750.000 mensuales, a cobrar 7 dólares por cada 1.000 visitas a partir de las 30.000, según el ejemplo de una de las compañías afectadas por el cambio.

La estrategia de Google Maps para hacer dinero

Pero esta no será -ni es- la única forma de hacer dinero que tiene entre manos Google Maps. De hecho, el verdadero negocio está en los negocios: la aplicación posiciona millones de empresas en sus mapas, muchas de las cuales pagan por obtener mayor visibilidad. Ahí es donde Google ha visto que podría sacar más dinero. Algunas soluciones son tan ingeniosas como sustituir nombres de calles por marcas en las indicaciones por voz que da en el modo GPS. Sería pasar de "gire en la calle X" a "gire donde el Starbucks". Esto ya es real. Como lo son los pines promocionados que muestra, en ocasiones con el propio logo de la empresa, o los botones para reservar transporte con Uber o Lyft que ya podemos ver cuando buscamos cómo llegar a un lugar concreto. En otras ocasiones, el patrocinio se basa en mostrar a negocios que han pagado cuando buscamos algún lugar que encaja: es posible que Google Maps te recomiende un McDonald's cuando buscas una hamburguesería cerca de tu ubicación. Lo más probable es que McDonald's haya pagado por aparecer en primer lugar.

El riesgo de esta estrategia es que, una vez más, los pequeños negocios deberán competir con los grandes, lo que conllevará la necesidad de redoblar la inversión publicitaria, como sucede en el buscador. El otro riesgo será para los usuarios y su privacidad: Google Maps ya sabe demasiado de ellos (desde dónde viven hasta dónde trabajan o los lugares que frecuentan) y ahora podrá monetizar esa información, por la que muchos anunciantes matarían. Google asegura que serán respetuosos con la privacidad de los usuarios y que su intención no es colapsar los mapas con publicidad. "Queremos poder resaltar las cosas que están a tu alrededor y mostrarlas cerca de ti de una manera que no dañe tu experiencia", ha explicado Rajas Moonka, director de gestión de productos de Google Maps. Algo creíble si se tiene en cuenta que existen alternativas a Google Maps, a pesar de que, realmente, ninguna sea tan buena como la que ofrecen los de Mountain View. Y algo que se refuerza cuando se comprende que el verdadero objetivo de Google es que pasemos aún más tiempo en sus mapas, lo cual no conseguirían si dificultaran la usabilidad por un exceso de publicidad. Porque el verdadero trasfondo no es otro que convertir lo que a priori no son más que mapas de uso puntual en lo más parecido a una plataforma de geoposicionamiento de lugares con tintes de red social, como demuestra el programa Google Local Guides, que convierte a los mismos usuarios de los mapas en embajadores de sus ciudades y de sus lugares favoritos o de los lugares que frecuentan. Nada mejor que las opiniones de otros usuarios para dotar de información real a Google Maps. El perfecto complemento a la publicidad, que a fin de cuentas es la que trae el dinero a casa.