Greenpeace se ha embarcado en una costosa campaña para denunciar los intentos de Volkswagen por detener el compromiso de la Unión Europea para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Los ecologistas han lanzado el guante aprovechando el exitoso anuncio que la multinacional alemana realizó para emitirse durante el descanso de la final de la Superbowl, uno de los momentos publicitarios más cotizados de EE UU (algo así como lo que ocurre en España con el primer anuncio del año, tras las campanadas de Nochevieja).
Si el fabricante de automóviles hizo un cuidado anuncio que tenía como protagonista a un niño disfrazado de Darth Vader, el malvado personaje de la trilogía de la Guerra de las Galaxias, Greenpeace tiró la casa por la ventana para hacer una costosa parodia del spot, en el que participaron un amplio elenco de profesionales de varios estudios cinematográficos. Los responsables de la empresa automovilística, satisfechos con el impacto que el anuncio tuvo durante la Superbowl, no hicieron nada por replicar a Greenpeace, sabedores de que este tipo de contraofensivas suele ser peor que la resistencia pasiva. Sin embargo, el estudio de George Lucas, propietario de los derechos de imagen de la saga galáctica, sí que ha pasado al ataque demandando a Youtube y a otras páginas de vídeo en Internet por infringir los derechos de autor. La primera consecuencia fue la retirada del polémico anuncio en las citadas páginas.
En la web social se ha acuñado el concepto de efecto Streissand para referirse a un intento de censura que lejos de tener éxito impulsa el conocimiento de lo que se pretende ocultar. Al parecer George Lucas ha incurrido en el mismo error que la cantante norteamericana que dio nombre al efecto perverso que suele tener la censura en el ámbito digital. No sé qué posibilidades de éxito tendría una reclamación de Lucas ante un vídeo de unos niños vestidos de robots, alienígenas y caballeros jedis, pero lo que es seguro es que el productor a aumentado el número de visualizaciones del spot prohibido, que por cierto sigue estando disponible en la web que habilitó Greenpeace al efecto. El prestigio de Lucas puede verse tan dañado como el de Volkswagen si mantiene con saña la persecución legal de los ecologistas galácticos, que suelen gozar de una amplia corriente de simpatía en las opiniones públicas de medio mundo. Que la fuerza le acompañe, si decide hacerlo
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