El streaming frente al cine es una cuestión de edad

¿Qué es más popular: ir al cine o quedarse en casa viendo Netflix? La red de agencias de medios Wavemaker ha hecho un sondeo internacional encuestando a más de 200.000 personas de 49 países para dar una respuesta a una pregunta que todos nos hacemos, sobre todo la industria audiovisual.

Si nos fijamos en España, el porcentaje de personas que declara ir al cine al menos 11 veces al año es prácticamente idéntico al de personas que pagan una suscripción a alguna plataforma de streaming (una media del 20 % frente al 19,8 %, respectivamente). Un dato que en sí no dice nada, ya que las particularidades están en el análisis por franjas de edad.

En las franjas centrales apenas hay diferencias: entre los españoles de 35 a 44 años, el 31 % asiste con frecuencia al cine y el 26 % paga a una plataforma como Netflix o HBO. Un poco por arriba es similar: en la franja que va de los 45 a los 54 años la diferencia es de apenas cinco puntos (23 % va al cine y 18 % paga a una plataforma). Un 6 % separa a los mayores de 55 años que frecuentan el cine (16 %) de los que pagan un abono de streaming (10 %).

Estas cifras permiten comprobar, además, que la popularidad de ambas formas de ocio desciende conforme se cumplen años. Aunque por debajo de los 35 años tampoco son excesivamente populares, más bien comparables a los mayores de 45 años. Por ejemplo, los españoles de entre 25 y 34 años prefieren el streaming (28 %) al cine (22 %). Pero no es una diferencia abismal. De hecho, la principal diferencia en este capítulo se daría entre países: la media global del estudio es de un 32 % tanto para cine como para streaming. Esto implica que los españoles de esta franja visitan el cine un 4 % menos y pagan por Netflix y compañía un 10 % menos que sus colegas de otros países.

Asistencia de los jóvenes al cine VS jóvenes abonados a una plataforma de streaming

Por debajo de esta franja es donde se encuentran las diferencias más radicales: entre los españoles de 18 a 24 años, solo el 8 % acude casi una vez al mes al cine, frente al 17 % que paga una suscripción a un servicio de vídeo bajo demanda. Una diferencia de siete puntos entre ambas formas de ocio, aunque la principal también se observe a nivel global: la media del estudio para esta franja de edad es del 19 % para el cine y del 24 % para el streaming. Esto es, once puntos por encima de los españoles en la gran pantalla y siete en vídeo bajo demanda.

La otra cara de la moneda es que si se compara el porcentaje total de españoles que pisa las salas de cine durante el año con las veces que lo hacen las personas del resto de mercados analizados en el estudio, el número se duplica. Por el contrario, los españoles todavía están por debajo del resto de mercados analizados en penetración de plataformas de vídeo bajo demanda, se supone que porque el fenómeno apenas lleva 3 años implantado en el país, mientras que en otros mercados lleva casi una década en funcionamiento. Razón de más para ansiar un futuro estudio similar que permita observar si de verdad Netflix acabará con las salas de cine o si, por el contrario, la experiencia que ofrece la gran pantalla logrará mantener su atractivo entre los consumidores a pesar de la comodidad que imprime pulsar un botón y tener miles de horas de contenidos en cualquier dispositivo y à volonté.