Parece que la Comunidad de Madrid va a destinar nada menos que dos millones y medio de euros en campañas para la prensa digital. Lo que hará más ricos, más millonarios, a las agencias que se adjudiquen la campaña. Porque de esos 2.500.000 a los medios digitales sólo les llegarán 250.000 euros. Los restantes 2.250.000 se lo quedan las agencias para pagar sus gastos.
En tiempos de la publicidad en papel, en prensa, recuerdo que las agencias se reservaban una comisión de un diez por ciento. Ahora se reservan comisiones de un 85 al 90 por ciento. No me extraña que con esa manera de repartir la tarta los que soportan redacciones lo estén pasando tan mal, excepto los medios golpistas catalanes que reciben jugosas subvenciones por defender el “proces”.
Estos días hemos conocido que el Tribunal de la Competencia (CNMC) ha multado con 7 millones de euros a Carat, Media by Desing, Media Sapiens y Persuade Comunicación por repartirse las campañas de los ministerios. Vamos, que aparte de hacerse millonarios actuaban como un cártel colombiano, mafioso, para repartirse lo que la administración adjudicaba e imponer criterios similares a los medios.
Desde hace años sufrimos una carencia de calidad en los medios digitales ya que con los ingresos publicitarios apenas se cubren los gastos de una redacción que pueda permitirse el lujo de investigar, controlar al poder y, en fin, desarrollar la misión encomendada a los medios informativos. En lugar de ello, estamos viendo como “los digitales” -así les llaman ahora a los diarios en internet- están escorados a uno u otro partido con la esperanza de que le favorezcan en el reparto de publicidad institucional. Reparto institucional que no va a los medios, sino a las agencias que cada vez son más millonarias y pueden destinar fondos a hacer lobby, a invitar a políticos, a empresarios, a dar premios, para seguir adjudicándose las campañas exprimiendo a los medios digitales.
Como siempre, el problema es que no hay unión. Porque si todos los digitales se negaran a insertar publicidad programática que les llena de migajas, si se negaran a aceptar campañas con comisiones del 90 por ciento para el intermediario, si criticaran al político que no sólo lo permite, sino que está de acuerdo, otro gallo cantaría. La falta de medios valientes ha propiciado que ante el vacío las redes sociales ocupen la atención de los jóvenes que ya sólo se informan por Facebook, Twitter, WhatsApp y las nuevas que vengan. Y además se quedan con nuestros datos, los revenden y se reparten la tarta publicitaria.