En la India, Amazon cuenta ya con un servicio de recogida de efectivo a domicilio que permite a sus clientes cargar dinero en una billetera digital. En España esta opción se denominaría entidad de depósito y tendría que contar con una ficha bancaria otorgada por el Banco de España, así como estar sujeta a su supervisión o la del Banco Central Europeo. Es decir, lo que ofrece Amazon en la India es un servicio de custodia de dinero similar al que realizan los bancos con sus cuentas corrientes.
Para la prestación de otros servicios financieros, Amazon ha adquirido e invertido en varias nuevas empresas FinTech como Emvantage Payments y Bank Bazaar.
En México, Amazon también ha puesto en marcha su proyecto bancario. Ofrece ya a sus clientes un servicio de pago en efectivo destinado a ser una alternativa a una tarjeta de crédito o débito.
En Estados Unidos, Amazon viene dando servicios de medio de pago on line y de crédito a compras casi desde su nacimiento; pero poco a poco estos servicios financieros se van ampliando siguiendo el modelo del otro lado de la frontera mexicana. De momento, ha lanzado Amazon Cash (efectivo) y en sus plataformas de crédito suma 3.000 millones de dólares prestados a pymes y microempresas.
Amazon tiene su mayor fortaleza en su relación con el cliente. Amazon no tiene seguidores, sino clientes. No es una red social como sus grandes competidores digitales, sino que es un ecommerce; es decir, que la relación con sus clientes está basada en las transacciones económicas. Esto le da un diferencial muy sustancial. Amazon tiene una información muy rica de sus clientes para el análisis de riesgos y de marketing; a la vez que estos tienen una vinculación muy intensa con Amazon basada en el pago y la experiencia en la recepción de mercancía. El cliente de Amazon tiene fe y confianza para comprar y pagar; y porqué no, también para el crédito, depósitos, pagos y otros servicios financieros. Los bancos tampoco pueden ya poner su acento diferencial en el hecho de ser banco y solo banco… ¿y qué?
Y no olvidemos que Amazon es el último de los GAFA en llegar al negocio bancario on line; aunque con más dinamita que ninguno de los otros. Sin embargo, no olvidemos que desde hace más de un año Facebook tiene permiso para operar como una entidad de dinero electrónico en España; es decir, puede facilitar que sus usuarios hagan transferencias monetarias o recoger donaciones para causas benéficas, entre otras muchas cosas. Es algo que arrancó en Estados Unidos y luego llegó a Europa.
Pero la vocación de Facebook como banco on line nació mucho antes y fuera de los continentes mencionados. En 2012, la compañía de Mark Zuckerberg llegó a un acuerdo con el Commonwealth Bank en Australia para desarrollar una aplicación de pagos a través de Facebook. Más adelante llegó a otro tipo de acuerdos con entidades como ASB Bank (Nueva Zelanda) o ICICI Bank (India) para dar acceso directo a sus servicios de banca online. Y es que para hacer banca, es mejor no enfrentarse a la supervisión y la super regulación europea; sino comenzar más lejos.
Así que los grandes de la Economía Digital americana ya están con los cañones cargados para presentar batalla a la Armada Invencible de la gran banca europea, americana y china. Mientras tanto, miles de guerrilleros FinTech e InsuTech vienen mermando las energías de la gran banca en los últimos tres años. Van arañando márgenes y clientes en servicios de nicho: medios de pago, transferencias internacionales, remesas, crédito pyme, crédito consumo, divisas, pago por móvil, gestores de cuentas bancarias, inversión, avales, seguros, etc. Son el ejército mercenario de las FinTech, un sector startup que lo mismo lucha contra la banca, que se alinea a ella en plataformas compartidas o son absorbidas por sus fondos de inversión en startups.
Los toros desde la barrera
Cada año en el mes de junio, el curso de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) en Santander viene precedido de un discurso inaugural de Francisco González (FG), que como patrocinador del mismo se guarda este privilegio. Su mantra de la última década es: “Si los bancos no hacemos la reforma, la harán otros”, ha dicho una y otra vez el banquero más creyente del tsunami digital. Y añadía en 2015 que “el impacto de la tecnología sobre la banca es tan brutal que en diez años nadie va a conocer este sector”.
Sin embargo, ni BBVA ni los demás bancos han conseguido más que dar palos de ciegos a sus negocios e incursiones digitales. Para ellos, el camino andado ha sido muy importante; pero, ¿será suficiente para hacer frente a los Amazon, Facebook y compañías GAFA?
De momento, es sintomático que en el verano pasado de 2017 fallara a su cita anual FG en el Palacio de la Magdalena (Santander) ante su público habitual y selecto de medio centenar de periodistas representantes de todos los grandes medios de información, impresos y audiovisuales, españoles y corresponsales, digitales y analógicos. ¿Qué pregunta no quería contestar?
La banca es consciente de su mutación: “En diciembre pasado -decía hace unos días FG- una de cada tres ventas se ha hecho por canales digitales; mientras que hace solo dos años era una de cada diez (...). Es un crecimiento exponencial que va a continuar a lo largo de este 2018, en el que esperamos que más de la mitad de los clientes de todo el Grupo BBVA operen ya digitalmente”. Suma y sigue. La banca se digitaliza.
Todo es cuestión de velocidad, sin embargo. Los bancos progresan adecuadamente; pero, ¿es suficiente esa velocidad de crucero frente a la velocidad hiperespacial de los gigantes de Silicon Valley? ¿Quienes serán, pues, los campeones sectoriales? ¿Veremos bancos comprando tecnológicas o a éstas comprando grandes bancos? Nadie lo sabe. Atentos a las pantallas. ¡Las espadas están en alto!
Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN y consejero de Telemadrid.