Para hacer el cuento corto, pensemos en el Toledo del año 1580. El milanés Juanelo Turriano había sido el fichaje estrella de la Corte como relojero oficial, aunque en su entorno encontraba científicos rivales como Blasco de Garay o amigos artistas como El Greco.
El caso es que el italiano se dedicó, además de a los relojes, a hacer ingenios para subir el agua del Tajo al Alcázar de Toledo o construir robots de la época con corazón de reloj de péndulos y engranajes. En el Museo de Historia del Arte de Viena conservan una cortesana española tocando el laúd y en el Instituto Smithsoniano de Washington tienen su San Diego. Dos de los muchos autómatas de Turriano.
El Hombre de Palo fue la más famosa de sus creaciones. Dicen que vestido de fraile franciscano, paseaba por Toledo recaudando monedas que dejaban caer los ciudadanos sorprendidos dentro de una ranura. La realidad es que este dinero no iba a dar limosna a ninguna orden religiosa, sino a aliviar el maltrecho bolsillo de su creador.
No sé si por los hábitos del monje, por la impostada colecta pública o por el gran realismo de la figura con sus simulados movimientos humanos… el caso es que cuenta una de las leyendas toledanas que El Hombre de Palo acabó en la hoguera, quemado por hereje por la Santa Inquisición.
El Hombre de Palo ha desaparecido de la faz de Toledo, dando mayor credibilidad a la historia. No está en ningún museo, ni de Viena ni de Washington. Y el misterio quedó plasmado por el misterioso monje pálido que aparece en el imponente cuadro de El Entierro del Conde de Orgaz, de El Greco. Dicen que el artista quiso inmortalizar la gran obra robótica de su amigo Turriano para que no desapareciera la huella del mejor robot fabricado en los tiempos precibernéticos.
El caso es que el ‘Relojero’ de Carlos V luego se convirtió en el ‘Matemático’ de Felipe II y siguió construyendo ingenios (inventos) y autómatas (robots). Es uno de los grandes inventores españoles que anticipó un mundo que hoy es realidad.
Seguro que si aún viviera nuestro relojero Turriano, sería el fichaje estrella de Elon Musk, el visionario empresario de Tesla y PayPal. Pero en su ausencia, Musk fichó a Brett. Se trata de un robot capaz de aprender (machine learning) que fabricó la Universidad de California en Berkeley y que presentó en 2015.
Brett es un robot capaz de imaginar y solucionar problemas complejos, como el montaje de una máquina sin instrucciones ningunas. A partir de él, el mecenas de la tecnología quiere crear la nueva generación de robots ‘multipropósito’ capaces de hacer todas las tareas del hogar y convertirse en asistentes en hostelería, restauración, oficinas, mantenimiento y cualquier tarea manual improvisada.
Así ha sido la transición desde nuestro antepasado español El Hombre de Palo hasta los nuevos robots creados por los residentes de Palo Alto (Santa Clara, California), el corazón de Silicon Valley que cuenta con vecinos como Elon Musk (Tesla/PayPal), David Filo (Yahoo), Mark Zukerberg(Facebook), Larry Page (Google), Jawed Karim (YouTube), Tim Cook (Appel) o el fallecido Steve Jobs (Appel/Pixels),
Es una visión del ayer y del hoy de la robótica. Y es que ha pasado mucho tiempo, pero no estábamos tan lejos. Sic transitmundi.
Salvador Molina, presidente de Foro ECOFIN y consejero de Telemadrid
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