- No juzgar a la víctima
Diana Quer no era una víctima cualquiera. Los medios se fijaron rápidamente en ella por su aspecto físico y su estatus social. Desde el primer momento empezaron a circular fotografías de la joven en bikini o posando para una agencia de modelos. Los comentarios no se hicieron esperar. La sociedad, alentada por las noticias que iba consumiendo, recreó la imagen de una chica frívola, inmadura y problemática que se ausentaba de casa con frecuencia. Sus “otras desapariciones” invitaban a pensar que esta chica caprichosa que conocía chicos por Internet se había fugado de nuevo para dar una lección a su madre. Incluso un programa de televisión realizó un análisis de su firma que no la dejaba en buen lugar. Su físico, su forma de vestir y su carácter fueron motivos suficientes para culpabilizar a la víctima, y muchos mensajes publicados en las redes sociales giraban en torno a una idea: “ella se lo ha buscado”.
- No añadir sufrimiento a la familia
Ante el drama de una desaparición, la sociedad tiende a empatizar con los padres de la víctima. No fue el caso de Diana Quer. Los medios de comunicación siempre pusieron a sus progenitores y a su propia hermana en el punto de mira. Las disputas de unos padres separados se situaron en el centro del tablero de un juego macabro. Ahora sabemos por el coronel Manuel Sánchez Corbí que la Guardia Civil solo se limitó a realizar un análisis de la familia, ni siquiera una investigación, que sirvió para descartar rápidamente que hubiera un sospechoso en su entorno. Sánchez Corbí calificó de “poco acertada” la información vertida sobre el caso durante el último año y medio e incidió en que se tuviera en cuenta que la víctima tiene familia. El trágico desenlace pone en evidencia a unos medios que justificaban la desaparición como el caso de una “pobre niña rica” con una familia desestructurada.
- No puede haber desapariciones de primera y de segunda
Durante el año y medio de incertidumbre acerca de lo que ocurrió la noche del 22 de agosto en A Pobra do Caramiñal (A Coruña), los medios prácticamente no han dejado de publicar informaciones relacionadas con Diana Quer. Sin embargo, cada año se producen al menos 14.000 denuncias por desapariciones de seres queridos. ¿Por qué unos casos merecen la atención de la prensa y otros no? La familia del joven Iván Durán, desaparecido en Baiona en las mismas fechas que Diana Quer y encontrado muerto en febrero de 2017, llegaron a declarar en su momento que “todos pagamos nuestros impuestos y tenemos el mismo derecho a que el Estado ponga todos los medios a su alcance” para buscar a las personas desaparecidas. El periodista de investigación Juan Rada escribió un artículo en el que no dudaba en establecer una relación entre la presión mediática y la puesta en marcha de toda la maquinaria policial.
- Controlar las filtraciones
¿Cuántas noticias falsas fueron el resultado de no contrastar la información y cuántas eran fruto de filtraciones interesadas? Una información atribuida a un confidente de la Guarida Civil apuntaba a que había dos personas relacionadas con el narcotráfico gallego que habrían subido a Diana en un barco rumbo a Sudamérica. También trascendió que la buscaban en Serbia, Croacia o Rumanía. En muchas ocasiones se ha utilizado a la prensa para provocar más ruido y desviar la atención. En esos casos, el principal sospechoso se relaja creyendo que son otras las líneas de investigación. Las autoridades también han mostrado su enfado por las continuas filtraciones que se han producido en este caso, principalmente la que señalaba la correlación entre el intento de secuestro de una joven en Boiro y la desaparición de Diana Quer. Esta noticia precipitó la detención de ‘El Chicle’.
- Replantearse los cambios en la política de protección de datos
Sánchez Corbí no solo se mostró muy crítico con la prensa. El coronel también cuestionó las trabas legales que se encuentran las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad al investigar un caso tan complejo como este. El jefe de la UCO destacó que la clave para localizar a ‘El Chicle’ en el escenario de la desaparición fueron los datos móviles. Tener acceso a esta información permitió situar el móvil de Diana Quer y el del sospechoso en el mismo recorrido hasta que se pierde la pista del teléfono de Diana. Por lo tanto, Sánchez Corbí incidió en que es fundamental que las compañías de telefonía móvil conserven esos datos. En la actualidad, en España sigue vigente la Ley de Conservación de Datos de 2007 que obliga a las empresas que prestan servicios de comunicaciones electrónicas a conservar los datos de los usuarios durante al menos 12 meses. Esta medida, que ha sido clave para los investigadores en la lucha contra el terrorismo yihadista, choca, según el Tribunal Superior de Justicia de la UE, con derechos fundamentales como el respeto a la vida privada y a la protección de datos personales. Estamos ante el eterno debate de qué debemos priorizar como sociedad: ¿el derecho a la privacidad o a la seguridad?