El sector del taxi se ha visto amenazado por Uber, los hoteles por Airbnb y la televisión tradicional por los servicios de suscripción digitales.
En Europa hay una preocupación creciente acerca del papel que jugarán las emisoras públicas en los próximos años, con unos servicios digitales invirtiendo millones de dólares en producciones originales y los gigantes de Internet atrayendo el dinero de la publicidad.
La Unión Europea de Radiodifusión (UER) lanzó hace unas semanas la campaña ‘Keep Media Good’, dedicada a mostrar el impacto positivo que los medios de comunicación de servicio público tienen sobre las sociedades. Aprovechando este lanzamiento, UER reveló que estos medios invierten 2,6 veces más en contenido que el gasto mundial combinado de Amazon y Netflix, y casi dos tercios de la programación emitida por los miembros de la UER es contenido original. Además, el 87% de esos contenidos están producidos en el país al que pertenece el medio o en otro país de la UE.
Sin embargo, los medios tradicionales deben introducir cambios si no quiere perder relevancia. El director general de la BBC, Tony Hall, se mostró contundente al afirmar que el contenido británico estaba “gravemente amenazado” por sus competidores digitales. En la misma línea se expresó Noel Curran, director de la UER, que lanzó una pregunta a los medios europeos: “¿dónde vamos a estar dentro de cinco a diez años?”.
Jonathan Thompson, director ejecutivo de ‘Digital UK’, que es propiedad conjunta de la BBC, ITV, Channel 4 y Arqiva, señaló que la industria no debe subestimar la velocidad con la que se producen los cambios (Netflix y Amazon han alcanzado los 10 millones de suscriptores en Reino Unido en tan solo cinco años), e instó a todos los actores a unirse para salvaguardar la elaboración de programas británicos o el contenido de servicio público.
‘Financial Times’ informa de que en Reino Unido, las reglamentaciones de radiodifusión establecen que los canales de servicio público deben aparecer de forma destacada en las guías de programas de los proveedores de cable y satélite. Sin embargo, no existen estas directrices para la programación bajo demanda en Internet. Thompson puso el énfasis en que estos servicios digitales “buscan influir en la forma en que los espectadores descubren el contenido en sus televisores inteligentes y otros dispositivos”. La regulación también recoge que las emisoras públicas tienen que cubrir unas cuotas de producción local, ser imparciales o respetar el horario infantil, obligaciones que no tienen los nuevos actores y que les sitúan en una posición ventajosa.
Jeremy Darroch, director ejecutivo de Sky, manifestó recientemente que la televisión tradicional está regulada por el impacto que tiene en la sociedad, pero que también deberían estarlo los operadores digitales al ser hoy en día los que ejercen una mayor influencia. El directivo recalcó que si no se controla este desequilibrio, tanto las cadenas públicas como las privadas sufrirán.