La variedad de criptomonedas es grande. Desde la archiconocida Bitcoin a nuevas alternativas que están ganando peso como Ethereum o Ripple. Pero, a pesar de sus diferentes nombres yu orígenes, todas tienen algo en común: no son centralizadas y no las produce ningún organismo o empresa. Sin embargo, algunos países, dándose cuenta de la disrupción que supone esta nueva forma de dinero, estudian crear su propia Criptomoneda.
Esta vez, es el turno de Rusia para entrar en este apetecible mercado. No es la primera vez que este país muestra interés en el dinero digital. Vladimir Putin se reunió con el creador de Ethereum y en abril, desde el ministerio de finanzas se dijo que para 2018, las criptomonedas pueden ser plenamente reconocidas por el estado ruso. El anonimato y seguridad en las transacciones que ofrece este sistema financiero es algo que incomoda a los gobiernos, por lo que existe un motivo de peso para crear (y controlar) criptomonedas respaldadas por el Estado.
La vicepresidenta del banco central de Rusia, Olga Skorobogatova, dijo en una conferencia del Foro Económico Internacional de San Petersburgo:
“Los reguladores de todos los países han llegado a la conclusión de que es necesario hacer una moneda nacional virtual. Es el futuro. Cada país decidirá la cuestión del momento específico y la madurez de manera independiente. Después de nuestros proyectos piloto, entenderemos qué sistema podríamos usar en nuestro caso para nuestra moneda nacional”.
Existen al menos dos plataformas en las que, según la ministra, se están realizando pruebas relacionadas con el dinero virtual. Añadió que si bien esta información es clasificada, podría hacerse pública en dos o tres años.
El blockchain, tan de la mano de este tipo de economía digital, tampoco es algo oculto para las autoridades económicas rusas. El año pasado se creó un grupo de trabajo desde el ministerio de economía para estudiar la tecnología que promete revolucionar la red.
Rusia no es el único país que ha empezado a desarrollar criptomonedas propias. El enorme poderío económico que representan ha atraído a otros actores nacionales hacia su desarrollo. China, por ejemplo, da pasos agigantados hacia el blockchain y hacia su propia moneda digital. Incluso en España, desde Hacienda se ha emitido un informe que aconseja la implementación de algún tipo de criptomoneda.