Los grandes medios pueden pescar en el río revuelto de YouTube

Dicen que no hay mal que por bien no venga. Google y Facebook están atesorando la mayor parte de los ingresos publicitarios en Internet. En concreto, el buscador es el dominador absoluto, acaparando un 40,7% del mercado publicitario en EEUU. Además, las previsiones apuntaban que este año el gasto publicitario en Internet superaría por primera vez a la televisión, tanto en EEUU como a nivel mundial.

Sin embargo, soplan vientos de cambio en la industria publicitaria. Marcas como Coca-Cola, Volkswagen o L’Oreal, y telecos como Verizon y AT&T, han llevado a cabo una espantada sin precedentes de la plataforma Youtube. La imagen de las compañías se ha visto perjudicada porque sus anuncios acompañan vídeos de contenido ofensivo, como los de yihadistas o neonazis.

El daño para Google podría alcanzar los mil millones de dólares, alrededor del 1% de sus ingresos brutos por publicidad. Las acciones de su empresa matriz, Alphabet, ya han caído un 3% tras la fuga de anunciantes, informa ‘The Economist’.

Antes de que las marcas se puedan sentir huérfanas, los grupos de comunicación deben mover ficha. En plena campaña en la que las empresas ponen en juego el 70% del presupuesto para publicidad del año, la televisión ha de saber aprovecharse de un panorama favorable. Tanto las cadenas televisivas como la prensa pueden ser vistas en estos momentos como plataformas más fiables para colocar la publicidad y arañar ingresos a un gigante como Google. Incluso en Internet.

Los anunciantes, por su parte, también esperarían negociar mejores precios en Internet. Pero aún más importante para ellos sería lograr un mayor control del tipo de contenidos que aparecen junto a sus anuncios. Existen herramientas como la selección de palabras clave que eviten que la publicidad aparezca en entornos indeseados (el anuncio de un coche junto a un vídeo sobre accidentes, por ejemplo). Google también ha anunciado que está revisando sus políticas publicitarias, por lo que los medios han de darse prisa en persuadir a los anunciantes para que muerdan el anzuelo.