Veamos, lo primero que merece la pena destacar es que las grandes marcas (multinacionales) ya no suponen una garantía para la retención del talento. Las generaciones nativas digital no tienen ningún apego por los dinosaurios, sino que gustan de escuchar cantos de sirenas más atractivos. Como le ocurrió a Jackson con WoldPay, la plataforma de pago propiedad de fondos (Advent y Bain) donde recala desde comienzos de este mes. Y es que ser cabeza de ratón mola más que ser cola de león, aunque nuestros padres y abuelos no lo entiendan.
Además, ni José María Fuster, ni su sustituto Peter Jackson, parecen haber satisfecho el apetito de un banco global que tiene mucho peso, mucho staff y mucha historia. Y ser director de Innovación supone asumir competencias disruptivas, transformadoras y de gestión del cambio. ¿Está preparado el Santander para tragar tanto movimiento?
Todo era más sencillo con los transformadores que tenían en casa nuestros padres y abuelos. Estaban enchufados al televisor y otros muchos electrodomésticos. Transformaban el estándar eléctrico de un voltaje de 125 a 220 voltios, o viceversa; o sin cambiar de voltaje, aportaban el servicio de ‘estabilizador’ para evitar los saltos de tensión tan frecuentes y que ocasionaban múltiples averías a los aparatos conectados.
El mismo concepto es el que intentan aplicar muchas organizaciones que han oído hablar de la revolución digital e intentan subirse a la ola. Quieren conectar un director de Innovación (Chief Digital Officer, le llaman otros) para que aplique un estándar de normalización y que todo siga funcionando como hasta entones. La misión encomendada por la propiedad o la dirección es más la de ser un ‘estabilizador’ del cambio de voltaje, que ser un ‘disruptor’ de nuevos retos, crecimientos y modelos.
Cuando alguien llama al pizzero y le traen rollitos de primavera, desde luego que se genera frustración. Y esto es lo que está sucediendo en múltiples organizaciones que quieren solucionar lo que creen que es un problema adaptativo, cuando lo que tienen entre manos es una oportunidad histórica de transformación y desarrollo.
Transformar requiere poder
El líder de innovación o transformación digital es el mesías que debe mover la nave empresarial hacia nuevos modelos de relación con el cliente, hacer más atractiva la marca, fomentar y retener el talento interno, hacer más veloz el motor de gestión y más flexible la organización en su totalidad.
En resumen, reorientar las estrategias corporativas para adaptar el modelo tradicional de negocio a entornos digitales, que suponen estrategias on line omnicanal con el cliente; pero también de aplicación interna de herramientas small data (big data inteligentes), de inteligencia artificial, de robótica, de flexibilidad laboral y teletrabajo, de principios y valores.
Cada año, se duplica la demanda de líderes transformadores. Una de cada cuatro compañías necesita incorporar su director de Innovación o de Transformación Digital. Pero, ¿están ya mayores los CEO para entender, impulsar y respaldar el trabajo de éstos?
Salvador Molina, presidente del Foro ECOFIN y presidente de Telemadrid.