Facebook lo vendió como una forma de publicar contenidos periodísticos en su plataforma más cómoda para editores y lectores, que cargarían más rápido los contenidos. También dijo que ayudaría a monetizar las publicaciones. Pero detrás también hay oscuridad y peligros reales para los medios.
Todo parecía (casi) perfecto: Instant Articles sería la herramienta perfecta para adaptar los contenidos de un medio de comunicación a Facebook, con los beneficios de hacerlos más ligeros y visuales para el lector, a quien se podría conocer mejor para monetizar los contenidos (dinero que, además, se iba a repartir con los medios). Era la ocasión perfecta para viralizar noticias, interactuar con los lectores y obtener más tráfico que, con el tiempo, podría convertirse en dinero. ¿De verdad era así?
Un artículo de Blaise Zerega rompe esta imagen idílica de Instant Articles y alerta a los medios sobre su uso: no sólo no es tan bonito, sino que encierra riesgos reales.
Zerega comienza con algo tan sencillo como evidente: los intereses de Facebook no son los intereses de los medios. La red social es una compañía que busca su propio crecimiento y beneficio, no una ONG dispuesta a salvar el periodismo. Debido a esto, los medios que decidan entregarse en cuerpo y alma a Instant Articles simplemente estarán regalando su contenido a Facebook a cambio de algunas comodidades técnicas y la promesa de unos ingresos inciertos incompatibles, en principio, con el crecimiento de la propia web del medio. Porque este es otro de los peligros que observa Zerega en Instant Articles: su objetivo real no es facilitar la vida a los medios, sino aumentar el tiempo que los usuarios de Facebook pasan en la red social, de manera que puedan leer noticias dentro de la plataforma. Se pasa de un modelo basado en enlaces que dirigen al usuario a una web externa (la del medio) a un modelo que elimina el mundo exterior: la web del medio se hace innecesaria en esta ecuación, con la consecuente pérdida de tráfico y de ingresos que eso puede generar. El medio se convierte, de este modo, en un mero proveedor de contenidos para una plataforma, Facebook, que se encarga de publicarlos y monetizarlos, entregando una pequeña parte de ese dinero al creador del contenido como pago o compensación.
Otro riesgo es que la marca del medio pasa a un segundo plano, dado que Instant Articles es un molde que se aplica a todos por igual, de manera que se elimina toda diferencia visual o estructural que hace único a cada medio: se acabó diferenciarse por maquetación, colores o ubicación de los contenidos; en Instant Articles todos son iguales (aunque no pasa nada: a fin de cuentas no eres más que una agencia que regala piezas – ni siquiera las vende- a un medio, Facebook). Aunque Zerega puntualiza lo que ya se sabe: Facebook ni es un medio de comunicación ni nació como tal, a pesar de que sus características lo hayan convertido en el hub de periodismo (real o irreal) por excelencia.
Zerega no lanza estas críticas sin sostenerlas. Para explicar que Facebook responde a sus propios intereses hace hincapié en cómo la red social ha conseguido eliminar a YouTube de sus muros para promover el alojamiento de los vídeos en su propia plataforma, dejando fuera de juego a un intermediario para hacerse con los datos de visualización (que luego serán dinero para Zuckerberg). El periodista enlaza este caso con el que podría suceder con Instant Articles en poco tiempo, alertando, incluso, del riesgo que supone dejar en manos de un tercero la difusión de los contenidos: si en algún momento decide dar menos relevancia a esas piezas, el medio se quedará sin nada. Y aporta cifras preocupantes que demuestran que esta excesiva dependencia pasará factura tarde o temprano: en 2015, un simple cambio de algoritmo en Facebook rebajó en un 60% el tráfico del Huffington Post y un 40% el de BuzzFeed. Durante 2016 la caída media para los editores ha sido de un 52%. En paralelo, Facebook ha conseguido 1.790 millones de usuarios que, por cierto, pertenecen a Facebook, no a los medios que publican sus contenidos en Instant Articles.
Tal vez la cómoda bartola que ofreció Facebook con Instant Articles no sea más que una manzana envenenada.
A pesar de ser una manzana más o menos necesaria.