El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ha instado a las empresas tecnológicas a combatir estos contenidos “en su propio interés”.
Lo del Brexit fue un aviso, pero la victoria de Donald Trump ha sido la demostración definitiva del poder de las redes sociales y del riesgo que supone su papel de granjas de contenido falso que se hace viral. A punto de comenzar un 2017 con dos importantes citas electorales en Europa (Francia y Alemania), y ante el riesgo de que las noticias falsas den alas a los populistas que buscan hacerse con el poder, la maquinaria diplomática se ha puesto en marcha: hay que evitar a toda costa que los contenidos falsos sigan campando a sus anchas en Facebook, Twitter y compañía. Porque no está en juego la desinformación de la gente (que también), sino la posibilidad de que utilicen su derecho a votar basándose en las mentiras que han leído en las redes. Y por ahí no quieren pasar.
El último en pronunciarse ha sido nada menos que Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, quien ha instado a las compañías propietarias de las principales redes sociales a actuar “en su propio interés” estableciendo mecanismos que permitan cortar el paso a las noticias falsas que buscan infoxicar a los ciudadanos. Para ello, ha explicado en una entrevista que la credibilidad de las redes sociales debería ser “su mayor capital”.
Juncker no es la única personalidad europea que ha puesto el acento en el asunto. El ministro alemán de Justicia, Heiko Maas, dijo hace unos días, en referencia a las redes sociales, que “la libertad de expresión no abarca la difamación y las calumnias”. El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, también habló sobre el tema, instando a crear una legislación europea que solucione el problema si la iniciativa privada (que por ahora es la vía elegida para poner coto a estos contenidos) resulta insuficiente o inadecuada. “Vamos a controlar con rigor cómo se implementan” estas medidas, ha dicho al respecto Juncker.
En el fondo del asunto hay críticas directas a Facebook, la red social convertida en medio de comunicación que más se ha prestado a
difundir noticias falsas durante las campañas de Trump y de los partidarios del Brexit.
“Facebook y compañía tienen que ser algo más que máquinas de hacer dinero”, ha dicho Schulz. Juncker, por su parte, ha querido dejar claro que “quien obtiene ingresos millonarios en la Red también tiene una responsabilidad social”.