Más de un millón de lectores británicos han dejado de comprar o pagar su suscripción a revistas impresas en el primer semestre de 2016, informa ‘The Guardian’. Títulos como ‘Loaded’, ‘Zoo’, ‘Nuts’, ‘FHM’ han desaparecido y ‘Company’ o ‘InStyle’ mantienen solo la edición digital. El caso más llamativo es el de la revista musical ‘NME’, que desde septiembre se distribuye gratuitamente para mantener fuerte la marca y potenciar la web.
Pero en medio de esta desolación hay un nicho que ni anunciantes ni lectores han abandonado: el de las revistas de lujo. Nicholas Coleridge, presidente internacional de Condé Nast, ha asegurado que una de las razones fundamentales por las que la audiencia sigue amando el papel es porque “es muy difícil replicar el atractivo físico de una revista de lujo en otras plataformas”.
La experiencia de ese ‘momento revista’ es insustituible y los anunciantes lo saben. Se estima que este año la publicidad en las revistas de consumo caerá un 14%. Pero un medio como ‘Vogue’ celebró sus 100 años en junio con un especial de 464 páginas, de las que 264 llevaban anuncios. Por su parte, la revista ‘Wallpaper’, de Time Inc. UK, lanzó una edición en su vigésimo aniversario con un total de 508 páginas, 230 con publicidad.
Pero no solo es el medio número uno para los anunciantes de marcas de lujo, por delante de la televisión. La audiencia también responde disparando las ventas. El número de 'Vogue' de septiembre alcanzó las 230.000 copias, cifras ya inalcanzables para periódicos históricos. Coleridge asegura que algunos títulos están mejorando incluso sus datos previos a la era de Internet: ‘Vogue’ vendía 135.000 copias en 1989, ‘Tatler’ ha pasado de 25.000 a 90.000 y ‘GQ’ de 40.000 a más de 100.000.
Estos datos parecen confirmar la afirmación del experto Mario García: ningún medio ha conseguido eliminar a otro y hay uno para cada momento. Pero deberán adaptarse a una nueva realidad. El periódico impreso va a sobrevivir en una edición de fin de semana que permita disfrutar del 'lujo del papel', mientras que si se confirma esta tendencia, las únicas supervivientes de la impresión serán las revistas del sector del lujo.