El presidente de los Estados Unidos ha concedido una amplia entrevista a la revista ‘Wired’ en la que explica los desafíos que afronta la Humanidad ante tecnologías como la Inteligencia Artificial o la robótica.
Obama, antes de abandonar la Casa Blanca el próximo 8 de noviembre, está aprovechando para mostrar su lado más personal, especialmente en lo referente a la tecnología y su impacto en el mundo. Si hace algunas semanas anunció los planes del Gobierno Federal para potenciar la investigación de los vehículos autónomos, ahora explica en una entrevista los retos que traen consigo las nuevas tecnologías. Y no se refiere a los móviles.
“Tenemos máquinas que pueden tomar un montón de decisiones rápidas que podrían reducir drásticamente las muertes de tráfico, mejorar la eficiencia de nuestra red de transportes y ayudar a resolver las emisiones de carbono que están causando el calentamiento del planeta”, explica Obama en el número de ‘Wired’ de noviembre, del que además ha sido editor invitado. El actual presidente de los Estados Unidos ha querido aprovechar la entrevista para dibujar las líneas que deberían seguir los gobiernos ante el avance de nuevas tecnologías con consecuencias desconocidas para la sociedad, la economía y la seguridad. “Si se aprovechan adecuadamente, pueden generar una enorme prosperidad y oportunidades. Pero también tienen algunas desventajas que vamos a tener que averiguar en términos de no eliminar puestos de trabajo. Podría aumentar la desigualdad y se podría resentir los salarios”, explica.
Para evitar que las nuevas tecnologías terminen perjudicando a determinados sectores, Obama piensa que “a medida que las tecnologías surgen y maduran, encontrar la manera de que se incorporen a las estructuras reguladoras existentes se convierte en un problema difícil, por lo que el Gobierno debe participar un poco más no siempre para obligar a la nueva tecnología a encuadrarse en lo existente, sino para asegurarse de que las normas reflejan un amplio conjunto básico de valores. De lo contrario, podríamos dejar en desventaja a ciertas personas o grupos”. Aunque reconoce que “lo que es indiscutible es que a medida que se incorpora la Inteligencia Artificial y la sociedad consigue más riqueza, el vínculo entre la producción y la distribución, cuánto trabajas y cuánto produces, se atenúa porque los ordenadores están haciendo parte del trabajo. Como consecuencia, tenemos que tomar algunas decisiones difíciles”. Y destaca que hay que asumir cambios sociales positivos y negativos: “el pacto social tiene que adaptarse a las nuevas tecnologías y nuestros modelos económicos tienen que adaptarse a ellas”.
Obama asume que los gobiernos deben seguir impulsando la investigación: “Si queremos que los valores de una comunidad diversa estén representados en estas tecnologías de vanguardia, la financiación del gobierno tiene que ser parte de ello. Y si el gobierno no es parte de su financiación, todos estos temas planteados acerca de los valores implícitos de estas tecnologías acaban siendo potencialmente perdidos o al menos no debatidos adecuadamente”. El Presidente destaca el avance de las sociedades gracias al open data: “Hay un conjunto común de valores, una arquitectura común, para garantizar que la investigación se comparte y no es monetizada por un grupo”.
El dilema de la ciberseguridad
Uno de los aspectos que están tomando más fuerza en el mundo tecnológico es cómo garantizar la seguridad de unas sociedades que están confiando demasiado en las nuevas tecnologías, convertidas en el epicentro del sistema socioeconómico. “La amenaza no es un montón de tanques que vienen hacia ti, sino un montón de sistemas que pueden ser vulnerables a que un gusano entre en ellos”, explica Obama, quien reconoce que “tenemos que pensar diferente acerca de nuestra seguridad, realizar diferentes inversiones que pueden no ser tan atractivas, pero que en realidad pueden llegar a ser tan importantes como cualquier otra cosa”.
El presidente está preocupado por el daño que podría hacer la Inteligencia Artificial ideada con fines maliciosos. Pone como ejemplo los algoritmos desarrollados por Google para ganar en el juego ‘Go’: las máquinas fueron capaces de analizar millones de partidas para desarrollar la estrategia perfecta y ser imbatibles. Todo ello de forma autónoma, sin más intervención humana que la programación del propio algoritmo. Máquinas que aprenden solas y que “podrían provocar la caída del mercado de valores con bastante rapidez o plantear cuestiones acerca de la integridad de los mercados financieros”, ejemplifica Obama. Sin embargo, destaca algo mucho más peligroso: “podría haber un algoritmo al que le dijeran ‘penetra los códigos nucleares y encuentra la forma de lanzar algunos misiles’. Si se trata de autoaprendizaje y un algoritmo es realmente eficaz, tenemos un problema”.
Obama reconoce que para potenciar la ciberseguridad tendrán problemas con el equilibrio necesario para proteger la privacidad. “Debemos averiguar cómo regulamos la conectividad en Internet de manera responsable, transparente y segura, que nos permita llegar a los malos pero asegurando que el gobierno no posee tanto poder en nuestras vidas como para convertirse en una herramienta para la opresión. Estamos trabajando en ello, me he reunido con defensores de las libertades civiles y personal de seguridad nacional una y otra vez, pero nadie puede dar una respuesta buena en términos de cómo podemos reconciliar algunas de estas cuestiones”. También piensa que “no hay duda de que el desarrollo de normas, protocolos y mecanismos de verificación internacional sobre la ciberseguridad en general y la Inteligencia Artificial en particular está en su infancia. Parte de lo que hace de este un problema interesante es que la línea entre ataque y defensa es bastante borrosa”.
Sin embargo, a pesar de los riesgos que representan las nuevas tecnologías, Obama tiene claro que estamos en una etapa apasionante que es necesario planificar para poder disfrutar.
“Esto es lo que más me gusta de América, ese espíritu de ‘oh, podemos resolver esto’. Y lo que más valoro de la ciencia es esta idea de que podemos resolver algo”, explica. “Y si alguna vez perdemos ese espíritu, entonces perderemos lo que es esencial sobre Estados Unidos y lo que creo que es esencial sobre el ser humano”. Aunque también reconoce que “no debemos ser demasiado engreídos” y regodearnos en nuestras “mentes increíbles” por una sencilla razón:
“debemos recordar que hay un montón de cosas que no sabemos”. Todavía.