Pocos sectores son tan clásicos e históricos como el Derecho, pero el mundo digital avanza a gran velocidad y obliga incluso a los letrados a unirse al cambio: algunos bufetes ya utilizan Big Data e Inteligencia Artificial.
“Ius reipublicae pacto mutari non potest”, que diría Ulpiano. Algo así como “el Derecho público no puede ser cambiado por pacto de particulares”. Pero parece que sí por la tecnología, aunque sea un cambio en las formas: “El trabajo trata menos sobre el uso de grandes ejércitos de abogados y más sobre el aprovechamiento de tecnologías legales y otras innovaciones para ser más eficientes”, explica Laurence Muscat, responsable de mejora del negocio del despacho británico Linklaters. Esta firma lidera el ranking que realiza el Financial Times sobre bufetes que abrazan el mundo digital: ya ha implantado nuevos procesos de trabajo, está cambiando la cultura de sus empleados y explora diversas formas innovadoras de acercarse a sus clientes.
Algunos despachos empiezan a utilizar el llamado ‘design thinking’, que trata de solucionar problemas de manera creativa. Esto está muy alejado del Derecho, donde todo está tasado y en las leyes, de ahí las reticencias para implantar nuevos procesos en un sector poco acostumbrado al cambio, máxime cuando algunas tecnologías comienzan a amenazar directamente a algunos sectores relacionados con el mundo jurídico. “Los días de los planes a cinco años en los despachos de abogados se acaban”, reconoce Gideon Moore, socio de Linklaters.
Pero los bufetes no sólo están cambiando su organización interna, sino que están comenzando a explorar nuevas tecnologías que podrían ayudar a sus clientes: algunos despachos comienzan a experimentar con Big Data e Inteligencia Artificial para ser más efectivos y automatizar tareas. Otros han empezado a crear sinergias con empresas especializadas en sectores relacionados (como protección de datos personales, ciberseguridad, etc.). Incluso colaboran con empresas de su mismo sector situadas a miles de kilómetros… a través de Internet. Es lo que han hecho el despacho británico Addleshaw Goddard con el estadounidense Davis Wright Tremaine gracias a la tecnología.
Esta adaptación al mundo digital no es una moda: las cuatro principales firmas británicas han visto cómo su volumen de negocio creía un 3,9% (hasta los 1.300 millones de libras de media por bufete). Sus responsables reconocen que
parte de este crecimiento se lo deben a las nuevas tecnologías adoptadas en los últimos años. La tecnología ha vuelto a dictar su sentencia.