Javier del Pino, director del programa líder de la radio española los fines de semana, ‘A vivir que son dos días’, habló en Hay Festival Segovia sobre periodismo y su visión de la actualidad con Íñigo Domínguez, reportero de “El País” y excorresponsal de “El Correo” en Roma.
Y precisamente por su experiencia en corresponsalías fueron cuestionados por el veterano periodista segoviano Aurelio Martín. Un trabajo que conocen bien, pero que en la actualidad es despreciado por unas empresas a las que “solo les importan las cuentas de resultados”. Atrás quedó el tiempo en el que el corresponsal tenía un contrato y un sueldo decente, por lo que se consideran unos privilegiados. En una época en la que no existía Internet, Del Pino era muy consciente de que el oyente solo tenía su voz para enterarse de las cosas que pasaban en otro país. Hoy, aunque cualquier persona pueda ver en streaming cómo se desarrolla un acontecimiento, sin la figura del corresponsal perdemos contexto.
Ya de vuelta a España, Del Pino ha conseguido que su programa de radio sea el segundo más escuchado a nivel nacional, con 2.300.000 oyentes fieles. Con ‘A vivir que son dos días’ ha demostrado que se puede atraer a una audiencia que en su día libre, como acto voluntario, enciende la radio en casa para escuchar algo distinto a lo que le han contado el resto de la semana. Pero también que se puede trabajar con absoluta libertad, “en una burbuja que nadie pincha”, hasta el punto de que nunca le han pedido despedir a un tertuliano porque no fuera del gusto de su empresa, ni ha necesitado autocensurarse.
Lo que parece evidente es que la radio no solo ha aguantado el tirón en estos años difíciles para el periodismo, sino que además es la que mejor sobrelleva la crisis. Javier considera que hay dos razones que explican este éxito: por un lado el trabajo que han realizado figuras como Iñaki Gabilondo y Luis del Olmo, y por otro, el tejido local que han creado emisoras como la SER. Pero advierte: si los periodistas que mantienen estas entidades son despedidos, el tejido rural habrá desaparecido y con él unos oyentes fieles que en muchos pueblos solo cuentan con esa plataforma radiofónica para informarse.
En cuanto a la prensa, Íñigo Domínguez quiso defender el trabajo de los medios locales en una época en la que se ha perdido el contacto con la realidad porque las empresas no tienen dinero para enviar a los periodistas a hablar con la gente. Se ha extendido la falsa idea de que toda la información está en Internet, pero para alguien curioso cualquier historia es interesante y no todas tienen cabida. Y precisamente este es el trabajo que siguen realizando los periódicos locales: hacer que la gente se entere “de historias que parecen poco importantes, pero que te hacen decir: la vida es así. Es algo más poético que como lector agradezco mucho, porque aprendes de la vida además de informarte”, asegura Íñigo, que confirmó que para él la lectura de un periódico local es como “abrir el cofre de un tesoro”: el de las historias que conforman el mundo de un lugar que no conoces.
Pero, ¿cuál es la salud de la prensa local? Domínguez aseguró que, aunque estos medios suelen ser vulnerables ante poderes políticos y económicos, también tienen mucha fuerza porque han conseguido implantarse en los hogares. Es cierto que tienen muchas limitaciones y hasta pueden resultar anticuados, pero hasta eso tiene su encanto. Otra ventaja es que les resulta más fácil contar con fuentes en la policía o el Ayuntamiento que permiten destapar historias como la trama asturiana de los atentados del 11M.
En cuanto a la salud de los medios en general, Del Pino enumeró algunos de los problemas que vive hoy la profesión, como los ERE, las deudas o la degeneración del producto, que lleva a cometer errores al no contar con un periodista senior que sea capaz de identificar historias falsas. Los periodistas 2.0 son freelance que trabajan solos en su casa y cobran por pieza, nada que ver con los profesionales en plantilla del “New York Times” que pueden estar seis meses sin publicar nada porque están trabajando en un reportaje interesantísimo.
Finalmente, Del Pino y Domínguez dieron una visión sobre la situación política en EEUU y España. Mientras en EEUU no aceptaron que Hillary Clinton mintiera sobre su estado de salud y a la derecha le siguen perdonando todo (claro paralelismo con España), en nuestro país la gente ha mostrado su hartazgo ante este día de la marmota al que nos han abocado. Del Pino asegura que esta desafección va a perjudicar a la prensa, que ya está ofreciendo el mismo informativo todos los días. No solo porque se producirá una caída en la audiencia, sino además porque con elecciones cada pocos meses los periodistas se tienen que plantear si vuelven a destinar esfuerzos a cubrir la campaña o se limitan a realizar una crónica mínima de este culebrón por capítulos.