La Casa Blanca impulsará un sector que considera “más seguro, más limpio, más accesible y más eficiente”. Es un paso estratégico que ayudará a las empresas del país a culminar la búsqueda de un vehículo 100% autónomo.
“Ahora mismo muchísima gente muere en nuestras carreteras. Solo el año pasado fueron 35.200 las víctimas. El 94% lo hicieron a causa de un error humano o de una mala decisión”, explica Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, en un artículo publicado en el Pittsburgh Post-Gazette que cambiará la historia del vehículo autónomo: “Los vehículos autónomos tienen el potencial para salvar decenas de miles de vidas cada año”, añade el presidente en el diario de la primera ciudad de Estados Unidos en la que puedes pedir un Uber y te recogerá un coche sin conductor.
Las nuevas normas federales buscan reforzar la seguridad de un sector desconocido. Incluirán 15 puntos que los fabricantes deben cumplir antes de poner en circulación sus vehículos, prestando especial atención a la comunicación entre máquinas y la ciberseguridad (es posible hackear vehículos conectados, lo que supone un grave riesgo para los ocupantes).
El Gobierno federal se ha volcado con el vehículo autónomo, a pesar de que muchos estados del país han creado recientemente restrictivas legislaciones que impiden probar estos coches o que circulen por sus calles y autopistas. Obama es consciente de la posición de Estados Unidos en un sector clave para el futuro del transporte: empresas como Google, Tesla o la propia Uber lideran las principales investigaciones para desarrollar vehículos totalmente autónomos, mientras se rumorea la inminente irrupción de Apple en un sector que los fabricantes tradicionales no quieren dejar escapar. Entre esos fabricantes tradicionales están Ford o General Motors, que también luchan por lograr sus propios vehículos autónomos.
La competencia al liderazgo estadounidense llega por Europa (Volvo, BMW o Renault ya trabajan en el desarrollo de vehículos autónomos) y por Asia (con Toyota o Lexus en cabeza). Aunque en este sector no puede darse nada por sentado: Singapur es la primera ciudad del mundo por la que circulan taxis sin conductor en un proyecto conjunto de una start-up estadounidense que pone la tecnología y Renault, que pone los coches.
Obama ha garantizado 4.000 millones de dólares de inversión federal en 2017: en 10 años quiere coches autónomos circulando con seguridad por Estados Unidos porque para él “la tecnología no es tener el último cacharrito o aplicación. La tecnología es hacer que la vida de la gente sea mejor”.