El visionario empresario se marca cuatro retos para la próxima década: revolucionar definitivamente el mercado de la energía, ampliar la gama de vehículos Tesla con camiones y autobuses, hacer totalmente autónomos sus coches, y crear su propio Uber.
Hace 10 años, Elon Musk presentó su primer “plan maestro”, en el que explicaba sus objetivos y los de sus empresas: crear un coche barato y utilizar las ganancias para desarrollar vehículos más complejos, así como llevar la energía solar a cualquier persona facilitando la tecnología necesaria para ello. Ahora, una década después y tras haber conseguido cumplir casi todos (o estar cerca de hacerlo), Elon Musk ha presentado su segundo plan maestro. La revolución continúa.
Sus planes tienen cuatro pilares que pueden reducirse a dos: vehículos y energía. En el apartado de vehículos busca potenciar los Tesla aumentando la capacidad de producción, uno de los puntos débiles de la empresa y que supone un riesgo para su viabilidad. "Lo que realmente importa para acelerar un futuro sostenible es ser capaz de aumentar el volumen de producción lo más rápido posible. Esa es la razón por la que la ingeniería de Tesla ha pasado de centrarse en gran medida en el diseño de la máquina a qué hace la máquina", ha explicado. También diseñará autobuses y camiones que sigan la misma filosofía de la compañía: ser autónomos y eléctricos. El transporte es muy importante para los planes de Musk, que ya trabaja en viajes al espacio (SpaceX) y “supersónicos” (HyperLoop). Por ello, la conquista de la carretera no puede limitarse a los vehículos familiares.
Su otro objetivo para los vehículos es implantar definitivamente el modelo autónomo: que no haga falta un conductor humano. Hasta ahora, los vehículos Tesla disponen de múltiples elementos que hacen casi autónomos a sus coches, pero el objetivo es que el conductor no sea necesario en ningún caso, para lo que depende de las Autoridades de cada país. De hecho, Musk ha expresado su deseo de llegar a un punto en el que podamos “llamar” a nuestro Tesla a través de una aplicación para móviles, que el coche venga a buscarnos y que nos lleve a nuestro destino de manera automática. Se desconoce qué hará el coche después (¿volverá solo al garaje o buscará sitio por la calle?), aunque Musk ha presentado un sorprendente plan: crear una especie de Uber. Su objetivo es que nuestro Tesla pueda generarnos dinero mientras no lo utilizamos recogiendo automáticamente a viajeros que solicitan un vehículo y llevándolos a su destino. Asegura que con este sistema se “reduce drásticamente el coste real de la propiedad hasta el punto que casi cualquier persona puede poseer un Tesla”, dado que el vehículo generará rentabilidad a través de estos viajes.
El otro pilar de sus planes es la energía: Tesla debe ser una compañía eléctrica que complete todo el ciclo productivo. Quiere paneles solares que generen energía, dispositivos que los almacenen y aparatos que ayuden a gestionarla. Para ello afirma necesitar SolarCity (“no podemos hacer esto bien si Tesla y SolarCity son diferentes compañías”, reconoce) y se marca como objetivo cerrar su compra cuanto antes para comenzar a desarrollar este plan que revolucionaría el sector energético: el Sol es ilimitado (por ahora) y si todo el mundo es capaz de generar su propia energía y almacenarla descenderá drásticamente el coste y las compañías tradicionales deberán repensar su modelo actual, y con ellas toda la cadena de actores agarrados a este negocio.
Aunque algunos de sus objetivos parezcan parte del guión de una película de ciencia ficción,
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