La próxima generación de dispositivos móviles será mucho más divertida, al menos desde el punto de vista del diseño. Las pantallas curvas ya son una realidad, pero los expertos tecnológicos están apostando mucho más fuerte de cara al futuro.
Investigadores de las universidades de Bristol, Lancaster y Sussex en Reino Unido, junto a la estadounidense de Purdue, han avanzado en el ámbito de los dispositivos interactivos modulares y han creado un prototipo de teléfono formado por 16 cubos. El Cubimorph fue presentado en la Conferencia Internacional de Robótica y Automatización (ICRA) 2016 celebrada en Estocolmo y sorprendió por su versatilidad, ya que está formado por cubos con pantallas táctiles que se mueven hasta en cuatro posiciones diferentes. Aunque este tipo de tecnología necesita entre 10 y 15 años para perfeccionarse y conseguir abaratar el coste de cada pieza, ya están aterrizando en el mercado teléfonos modulares más modestos.
En el Tech World 2016, la china Lenovo presentó el Moto Z, un teléfono modular cuyos accesorios, los Moto Mods, permiten dotar al dispositivo de las capacidades que el usuario necesite. Además, la compañía presentó prototipos como el CPlus, un teléfono plegable que se enrolla en la muñeca a modo de brazalete, y la tableta Folio, que cuenta con una pantalla que se dobla por la mitad para adquirir el tamaño de un smartphone. Samsung prepara también el lanzamiento de su dispositivo plegable Galaxy X.
En cuanto a LG, su G5 permite desmontar sus piezas para personalizar el equipo con otra cámara o nuevos altavoces, aunque los usuarios no están respondiendo como se esperaba y sus ventas están siendo bajas. A pesar de que esta tecnología aún no ha calado entre los clientes, Google por fin ha sentado las bases de su Project Ara y tiene previsto comercializar en 2017 un teléfono que permita cambiar y retirar componentes básicos.
La creación de móviles modulares tiene mucho que ver con una cada vez más desarrollada conciencia ecológica. PuzzlePhone ha sido creado por la empresa finlandesa Circular Devices del español Alejandro Santacreu. La frustración por no poder reparar su iPhone es lo que llevó a este ingeniero a crear un móvil con piezas reemplazables, informa “Financial Times”. En su opinión, un teléfono que es fácil de reparar y mejorar es una opción más sostenible y tiene menos probabilidades de terminar a corto plazo en un vertedero. Con su dispositivo, que se espera que salga a la venta en el último trimestre del año por más de 700 euros, pretende que sus clientes dejen de participar en esa cultura del desecho. Por su parte, Fairphone, con sede en Amsterdam, utilizó desde sus comienzos minerales que no provinieran de zonas de conflicto y ahora ha diseñado el Fairphone 2 para que los clientes reparen y actualicen ellos mismos una pantalla rota o una batería vieja. De esta forma, aseguran, “se puede extender su vida útil de dos a cinco años”. Aunque son conscientes de que solo pueden dirigirse a un pequeño nicho de mercado (se esperan ventas de unos 140.000 terminales este año) y dudan de que este tipo de modularidad interese a los principales fabricantes, confían en que si no adoptan la pantalla reparable al menos sí penetre la batería reemplazable.