Es el mayor proveedor de líneas fijas y el cuarto en móviles, pero su asfixiante deuda le ha llevado a solicitar el concurso de acreedores.
La compañía podría ser objeto de la mayor bancarrota de Brasil: acumula una deuda que supera los 19.000 millones de dólares estadounidenses (alrededor de 17.000 millones de euros). "Considerando los desafíos generados por la situación económica financiera de la empresa […] y teniendo en cuenta la necesidad de adoptar de urgencia medidas de protección, Oi concluyó que la presentación de la petición de recuperación judicial sería la medida más adecuada en este momento", explica la empresa en un comunicado.
La compañía asegura que “hará todo lo posible para mantener sus actividades comerciales, operativas y administrativas” con normalidad durante el proceso judicial, que busca reestructurar su deuda para encontrar estabilidad financiera. Según cálculos de Crédit Suisse, con una reducción del 65% en su deuda bruta y la conversión de parte de ésta, la empresa sería capaz de solucionar sus problemas económicos de cara al próximo año. No obstante, se espera una caída del 3,6% en los ingresos netos de Oi para este año.
El batacazo de Oi llega en plena crisis económica (la más grave en un siglo) y política en Brasil, justo cuando el país se enfrenta a retos como la organización de los Juegos Olímpicos, en apenas unas semanas, y a la amenaza del zika. Se une, además, a los
problemas económicos de otras grandes empresas brasileñas, como la aerolínea Gol Linhas Aéreas Inteligentes o Usinas Siderurgicas de Minas Gerais, que también intentan reestructurar su deuda.