Merron nos da ciertos principios de actuación que llama “8 epic rules to live by” (8 reglas épicas por las que vivir) que no por simples dejan de ser importantes y más aún, si todo el mundo se preocupase en aplicarlas, mejorarían sustancialmente las relaciones interpersonales, sea en ambientes laborales o en el entorno familiar y también de amistades. Estas son:
1º) Expresar gratitud.
2º) Mantener las promesas.
3º) Decir “te quiero”.
4º) Decir la verdad.
5º) Ser amable con los demás.
6º) Reírse de uno mismo.
7º) Ser bondadoso.
8º) Hacer siempre lo mejor.
Deténgase a leerlas nuevamente y verá que en un simple autoanálisis de comportamiento que hagamos, de cuál es nuestra forma de actuar cada día, en el trabajo, con la familia, etc., veremos que alguna o más de ellas no las aplicamos, pero peor aún, no reflexionamos al respecto.
Nos parece atinado cuando Merron hace referencia recientemente (febrero de 2016) en su blog afirmando que para ser un pensador poderoso hay que empezar por algún lado, en referencia a que nos cuesta tomar decisiones que nos hagan cambiar nuestra forma de pensar y ver las cosas de otra manera, lo que conduce a ciertas rigideces que nos dificultan la vida y nos generan más dificultades para la adaptación al cambio. Ella lo dice con contundencia: “La única vez que se puede avanzar es cuando nos convertimos en un pensador poderoso y no sólo en uno positivo”. Esta afirmación tiene directa relación con la actitud que asumimos en la vida. Porque para llegar a esa forma de pensar vigorosa que incluye obviamente el pensamiento positivo, no puede lograrse jamás sin una actitud diferente, internalizando ambos (actitud y pensamiento) como instrumentos necesarios para cambiar el orden de cosas que nos rodean y afectan. Con frecuencia los cambios vienen no sólo de los movimientos que hagamos desde nuestro interior para impulsarlos, sino con una valiosa ayuda de las modificaciones que podemos hacer (depende de nuestra capacidad de influencia) en el entorno, sea en aspectos meramente físicos (distribución de muebles, ambiente en general, etc.) hasta el acompañamiento con elementos que favorecen el wellbeing, como plantas, determinados colores, luminosidad, etc.
Merron relata que le tomó varios años darse cuenta de que forjamos (construimos) nuestra propia suerte. Que la actitud y el pensamiento positivo son los ingredientes que casi siempre le faltan a las personas que quieren crear oportunidades y al mismo tiempo abrir las posibilidades para adentrarse en el camino de los logros, desde ya que de algunos éxitos.
Merron dice que “a veces sé que es difícil ser optimista y positiva. Sobre todo cuando las cosas en el pasado no han funcionado de la manera que se quería”
La fuerza que ella cree necesita el pensamiento positivo para dar el gran cambio (de ahí el término powerful) tampoco es suficiente porque debemos dar un paso más y convertirnos en pensadores de gran alcance. Y en este punto coincide con nuestro pensamiento que hemos tratado en más de una ocasión, respecto a cuál es la perspectiva que tenemos de nuestras vidas. Porque entonces sí se puede producir el cambio que anhelamos.
Vale en este punto recordar la anécdota del ejecutivo de una importantísima corporación industrial estadounidense que en la primera sesión de la semana con su terapeuta, le dijo:
- Dr. tengo una reunión tras otra…no paro…hay días que no como…estoy constantemente con una angustia vital que no puedo sobrellevar.
- ¿Y Ud. quiere que le de mi receta…verdad?
- Efectivamente.
- Muy bien…cuando Ud. salga ahora de mi consulta a dónde tiene que ir… ¿a otra reunión…seguramente?
- ¡Sí…en efecto!
- Comprendido…entonces lo que Ud. va a hacer cuando salga de aquí…es preguntarse en cuánto va a cambiar su vida en los próximos tres años la reunión a la que se dirige. Si la respuesta es que en nada…entonces es una reunión operativa más…una de tantas. ¡Busque Ud. la perspectiva de su vida!
Superar los temores y creencias limitantes
La superación de las creencias limitantes (que nos ponen barreras o límites) es de por sí grave, aunque también lo es cuando creemos que existen determinadas fronteras para nuestro desarrollo y forma de pensamiento, cuando en realidad no las hay. La limitación que está en nuestra mente tenemos que neutralizarla mediante un proceso de tres pasos:
a) Debemos tener en cuenta cuáles son nuestros hábitos. Cuáles podemos controlar y aquellos que quedan a menudo fuera de nuestro control.
b) Aceptarlos tal y como son, pero con la convicción que seremos capaces de vencerlos (los negativos) y reconducir (los positivos). A veces sólo se trata de ajustar una simple agenda.
c) Optar por crear algo nuevo en línea con nuevos objetivos. Dicho más técnicamente: cambiar nuestro paradigma.
Nuestras mentes están constantemente analizando las situaciones de riesgo y peligro. Nos obsesiona el fracaso. Estamos sopesando de manera permanente los pros y los contras con respecto a las personas y nuestro entorno. Cuando tenemos la firme creencia de que cierta forma de actuar (incluso convertida en hábito) es para protegernos, de manera inmediata dicho hábito deja paso a un valor o principio: nuestras creencias. Algunos de estos hábitos y creencias son de gran ayuda, mientras que otros tienden a limitar nuestras acciones y pensamientos, o lo que es lo mismo, poner barreras a nuestra capacidad vital.
El “powerful thinking” es un mecanismo inapelable para eliminar todas estas barreras que nos encontramos delante (o nos autoimponemos) y permitirnos que aflore el horizonte, porque si no se tiene la amplia perspectiva de la vida, quedaremos muy limitados al presente y más susceptibles al cambio y los riesgos inherentes a todo proceso innovador.