Investigadores de la Universidad de Maguncia han logrado desarrollar un método que podría ser el primer paso para desarrollar una vacuna universal contra esta enfermedad.
En los últimos años se ha visto en la inmunoterapia una nueva vía para curar el cáncer. Sus limitados efectos secundarios harían de esta estrategia una necesaria innovación para los pacientes, por lo que cada vez más investigadores se centrar en el entrenamiento del sistema inmunitario de los afectados para defenderse de esta enfermedad. Incluso se busca prevenirla con una vacuna universal que permita a nuestro cuerpo reaccionar ante los primeros indicios de cáncer, como ya sucede con las vacunas tradicionales para enfermedades que han quedado erradicadas gracias a este sistema.
Ahora, investigadores de la Universidad de Maguncia (Alemania) han dado un paso más en esta dirección con un método que abre la puerta al desarrollo de una vacuna universal contra el cáncer. Los resultados de su investigación con ratones y con tres humanos afectados por melanoma han sido publicados en la revista Nature.
Los científicos empaquetaron ARN, las moléculas que permiten al ADN producir proteínas, con lípidos. Después se lo inyectaron a ratones enfermos. Lo normal hubiera sido que el organismo descompusiera el ARN, pero al estar envuelto en los lípidos se mantuvo intacto hasta llegar a las células dendríticas y los macrófagos, un tipo de glóbulos blancos. Allí, el ARN se convirtió en un antígeno específico para el cáncer destinado a desatar una respuesta del sistema inmunitario. En las pruebas en laboratorio se observó cómo, efectivamente, se producía esta respuesta: el cuerpo aprendía a identificar las células cancerosas y sabía cómo atacarlas.
Este hallazgo es importante porque, como explica Ugur Sahin, director de TRON (una organización de la Universidad de Maguncia que trabaja para encontrar nuevos fármacos contra esta enfermedad), “la vacuna es como un sobre en el que puedes introducir cualquier información”. Esto permitiría personalizar el tratamiento para cada paciente en función de las características específicas de su tumor, dado que “no es posible utilizar una vacuna idéntica para cada paciente”, añade. De este modo, se empaquetaría el ARN necesario en cada caso y se seguiría el mismo proceso de empaquetado e inyección.
Los investigadores ya están preparando nuevos ensayos clínicos para probar la eficacia de este método en otros tipos de cáncer, por lo que seguirán trabajando este año y el próximo, al menos, para seguir buscando la ansiada vacuna.