Esta curiosa iniciativa ya está presente en varias ciudades del mundo y supera los 12.000 GB de capacidad.
Imagina que un día vas caminando por la calle y encuentras en una pared cualquiera, incrustado en ella, un pendrive que sobresale. Lo que puede parecer un extraño suceso es en realidad un proyecto que cuenta con más de 1.600 llaves USB en todo el mundo y que arrancó hace seis años en Nueva York, cuando el artista alemán Aram Bartholl decidió crear una red P2P para intercambiar archivos… que no utiliza Internet.
El funcionamiento es simple, tanto para usuarios como para promotores. Los usuarios que encuentren una de las llaves USB pueden conectar un dispositivo a ella (un portátil, por ejemplo) y explorar el contenido (y descargarlo) o archivar en ella algo que quiera compartir con cualquier persona. No hay restricciones en cuanto a lo que puede almacenarse en estas llaves, pero también es cierto que “las dead drops pueden usarse indebidamente en beneficio del software malicioso”, reconoce su impulsor.
En el caso de los promotores, toda persona puede incrustar una de estas llaves en la pared que elija y en cualquier parte del mundo. Los únicos requisitos son leer el manifiesto del proyecto y enviar a la web oficial de Dead Drops varias fotografías del pendrive incrustado, algunos datos básicos (capacidad, nombre del promotor) y su localización. De esta manera, cualquier persona podrá consultar en un mapa disponible en la web dónde se encuentran los distintos pendrives.
Esta curiosa iniciativa no está exenta de riesgos. Al margen de la facilidad que proporcionan a quienes quieran infectar a terceros con software malicioso, pueden convertirse en un sistema de intercambio de archivos que vulneren derechos de autor, por ejemplo. Sin embargo, muchas de las leyes al respecto sólo penalizan la descarga de Internet de este tipo de contenidos, y no su intercambio de persona a persona a modo de préstamo, por lo que esta iniciativa podría ampararse en esa característica.
En cualquier caso, nadie obliga a que estas “dead drops” incluyan películas o series: tal vez muchas personas deseen compartir una fotografía personal, una poesía escrita por ellas o vídeos de su gato.
El único límite es la imaginación (y la capacidad que tenga el pendrive).