La red 5G está llamada a revolucionar a partir de 2020 las telecomunicaciones.
Todavía está en fase de desarrollo, los más optimistas barajan 2020 como la fecha en que se hará realidad y ni siquiera el 4G está implantado en algunas ciudades, pero todo eso no está siendo un impedimento para hacer del 5G el protagonista del Mobile World Congress de 2016.
“La transición a 5G aúna la informática y las comunicaciones, y es un cambio fundamental para la industria. Es realmente importante para sentar hoy las bases de las futuras redes 5G que permitan ofrecer en un futuro experiencias increíbles”, explica Aicha Evans, vicepresidenta corporativa y directora general del Grupo de Comunicación y Dispositivos de Intel.
Todos hablan de esta nueva tecnología, pero todavía se desconocen aspectos básicos como la banda del espectro radioeléctrico que usará o qué tecnología inalámbrica va a sostener este modelo. Lo único claro es el objetivo: conexiones de hasta 10 GB por segundo y tiempos de latencia menores a un milisegundo. Y en eso están trabajando los fabricantes.
El MWC de este año ha demostrado que los móviles no son la última frontera de las conexiones. El Internet de las cosas (IoT) es el futuro de la industria, lo que supone un reto para las compañías proveedoras de servicios de telecomunicaciones, que deberán abastecer a miles de millones de nuevos dispositivos en los próximos años (relojes, cafeteras, lavadoras, enchufes e incluso ropa). Además, habrá que llevar Internet a zonas que todavía carecen de infraestructuras de conexión, donde estas compañías deberán competir con nuevos actores.
“Los miles de millones de dispositivos inteligentes y conectados, los servicios personalizados ricos en información y las aplicaciones cloud están impulsando la necesidad de redes más inteligentes y potentes”, explica Evans.
Compañías como Apple, IBM y Samsung planean dispositivos IoT, mientras que Google o Facebook (que también lanzarán sus productos) buscan proporcionar acceso a Internet. Google incluso planea construir su propia red 5G. Para estas dos empresas, Google y Facebook, parece que las ondas milimétricas serían una opción, y de hecho parece que ese sería el camino del 5G. En otro nivel está Intel, una de las empresas más activas en la búsqueda del 5G, con alianzas selladas con LG, Nokia, Verizon o Ericsson.
Los retos del 5G
Sin embargo, incluso el 5G tiene ya su competidor: el wifi. Cada vez más usuarios utilizan servicios de voz y mensajería a través de Internet, a lo que se une la cada vez más frecuente presencia de redes wifi gratuitas en comercios y zonas comunes, lo que hace plantearse a algunos usuarios la necesidad real de utilizar las conexiones móviles. La industria es consciente de ello, por eso están planeando nuevos servicios como el RCS (servicios de comunicación enriquecidos), un estándar que supone la evolución de los SMS, permitiendo el envío de archivos entre usuarios, las llamadas VoIP y las comunicaciones por chat al estilo WhatsApp, todo ello sin necesidad de tener conexión a Internet (pero sí a la red de telefonía móvil).
El 5G plantea algunos retos para la industria, como el hecho de que la mayor potencia necesaria para estas redes requerirá un mayor consumo energético, aunque algunos expertos piensan que no será necesario gracias a la “virtualización" de algunos servicios. Así, algunos procesadores podrán ser reemplazados por software, lo que podría convertir a las redes 5G en la “nube” de las telecomunicaciones.
En cualquier caso, parece que el futuro se muestra optimista para esta nueva realidad. Según un estudio de la Universidad de Nueva York, las redes deberán estar preparadas para un volumen de datos 1.000 veces mayor que el actual en 2020. Algo imposible que sostener con las infraestructuras actuales, en las que se está acabando el espacio disponible. No obstante, también habrá que atender a la guerra entre empresas, ya que todas querrán que su parte del pastel sea mayor: desde los proveedores de vídeo online (que exigirán la máxima calidad de conexión para sus clientes) hasta las empresas de juegos en línea, para quienes la latencia es algo inadmisible. Habrá que crear de aquí a cuatro años una red lo suficientemente robusta como para llegar sin problemas a más personas, más dispositivos y un mayor consumo de recursos en general por las mejoras de la calidad en imagen y sonido.