Está claro que la televisión (pública y privada) sigue siendo un medio indispensable para alcanzar muchos objetivos (publicitarios, sociales, culturales, electorales), pero seamos sinceros; se está quedando viejita. Su incapacidad para responder y estar a la altura de las exigencias de la actualidad quedaron patentes el pasado viernes con motivo de los atentados de París.
De hecho, TVE y Antena 3 interrumpieron sus parrillas por espacio de media hora y cinco minutos, respectivamente; mientras que Cuatro, la Sexta y Telecinco siguieron con sus programas habituales como si tal cosa. Las únicas dos cadenas que, pasadas las diez de la noche, mantuvieron una programación ininterrumpida informando sobre los atentados de París fueron el Canal 24 Horas de TVE, y 13TV.
Otro suspenso para el Gobierno, que dio por muertos a dos compatriotas e, incluso, llegó a llamar a sus familias para comunicarles un fatal suceso que no se había producido. Los dos estaban vivos (ni siquiera habían resultado heridos) pero la noticia de su fallecimiento ya había corrido como pólvora por toda la red y los medios de comunicación. A día de hoy (lunes, 16 de noviembre) aún no han explicado a qué se debió el error.
La radio y, sobre todo, Internet, a través de los medios online y las redes sociales, fueron las voces que nos mantuvieron puntualmente informados. Eso sí, con excepciones puntuales capaces de ensombrecer, aún más, esa aciaga jornada. Twitter me hizo llegar una frase de una periodista tecnológica, profesora de universidad y reciente premio de una fundación creada por una teleco, en la que decía literalmente: “Un #Samsung salva la vida a un ciudadano francés. La metralla chocó contra el móvil”. ¿Se puede hacer algo más obsceno que publicitar una marca vinculándola como salvadora de una vida en este acto de barbarie?