No, no voy a hablar del programa de Buruaga, me refiero a otra serie de ficción, “True detective”, emitida por “La Sexta” y protagonizada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson. Una serie que HBO presentaba en Estados Unidos en enero de 2014 con gran acogida de crítica y público y que, ¿inexplicablemente?, en España tiene toda la pinta de desaparecer sin siquiera terminar la primera temporada.
“True detective” se presentó un jueves a las 23:41 horas, tras otra serie de ficción, “Refugiados”. No sé si era buena idea programar la emisión de las dos juntas; la cosa es que esa primera emisión de “Verdadero detective” captó el interés de 868.000 espectadores (7% del share).
A la semana siguiente, el segundo capítulo bajó a 569.000 televidentes y un 4% del share; así que los responsables de programación decidieron trasladarla a la noche de los lunes. El cambio no fue demasiado bien. En las dos siguientes entregas se mantuvieron (más o menos) los mismos guarismos y porcentajes.
Pero fue precisamente en el cuarto capítulo cuando comenzó el principio del fin. No se les ocurrió otra cosa que ir a publicidad en medio de un plano secuencia de seis minutos mítico. Uno de los momentos estelares de esta historia policíaca (ya conocido porque se ha emitido en Estados Unidos), uno de esos fragmentos televisivos que son capaces de igualar el nivel de las mejores producciones cinematográficas. Todo ello con el consiguiente enfado (gran parte de él se reflejó en Twitter) de sus maltratados seguidores.
No contentos con esto, ¿cuál fue la genial idea para recuperar televidentes y share? Emitir el siguiente capítulo de madrugada (comenzaba a las 01:11 horas), con lo que espectadores (adormecidos) y porcentaje se precipitaron estrepitosamente (181.000 y 4%, respectivamente).
Los derechos de este tipo de productos (de éxito) son muy caros y la capacidad de los profesionales de Atresmedia está contrastada; con lo cual, sólo me queda pensar mal y creer que hay alguien de la cadena promoviendo la falta de audiencia como excusa para atacar al responsable (físico o jurídico) de su programación o compra.
¿Es una guerra civil en la que alguien con suficiente poder (capaz de programar días y horas de emisión nefastas e, incluso, seleccionar el peor momento para la realización de los cortes publicitarios), trata de poner en aprietos a algún enemigo interno de la cadena? Quizás necesitemos un “True detective” para solucionarlo.