“El País” ha sido un diario que ha cumplido un importante papel en la transición española, un período que algunos intentan malbaratar, olvidando algunos hechos importantísimos producidos en ese período. Cuando tienen lugar los Pactos de la Moncloa en 1977, la renta per cápita en España estaba en 3.534 dólares, lo que representaba el 77% de la media de la Unión Europea de 12 países. En el período cumbre de su evolución reciente, en el 2008, antes de entrar en la peor recesión mundial de las últimas décadas, la renta per cápita española estaba en unos 35.000 dólares. Prácticamente no hay precedentes en el mundo de un período de bonanza de tal nivel. La transición española, desde el punto de vista de la riqueza generada por el país, es un éxito de extraordinaria relevancia, que no debe perderse de vista en ningún momento. Ignorar este hecho es un insulto a la inteligencia y a la memoria de los españoles.
El diario “El País” se convirtió en una auténtica máquina de hacer dinero y a partir de esta base se constituyó un grupo multimedia con dimensión para poder competir en el mercado global, y muy especialmente en el ámbito de los países de la lengua española y portuguesa. Desgraciadamente para España, estas posibilidades están ahora mayormente cegadas. Después de muchos esfuerzos, cambios, vaivenes y rediseños, la facturación digital de “El País” y el Grupo Prisa se mantiene en un exiguo 11% sobre facturación total, muy lejos de los líderes europeos en este sector en el que algún gran grupo está por encima del 50% y hasta del 60% en facturación digital sobre facturación total.
Una simple muestra de la minusvaloración del fenómeno del cambio tecnológico en la economía y en todos los aspectos de la vida social y política puede comprobarse en la escasa presencia que las informaciones sobre transición digital y nuevas tecnologías emergentes tienen tanto en su edición en papel como en la digital. Una muestra: Bruselas presentó toda una panoplia de medidas para desarrollar el importantísimo proyecto del mercado único digital en la UE el pasado miércoles. El jueves, el diario despachaba la información con media columna totalmente desenfocada en su titular. El lunes pasado, seis días más tarde, sacaba a primera la información que ya había sido publicada ampliamente en infinidad de soportes. Durante años, las informaciones que tenían que ver con las TICs e Internet, el diario las insertaba en la sección de “Pantallas”, junto a la información sobre la programación de televisión, como si esas informaciones no tuviesen nada que ver con la marcha de la economía. En un momento en el que no solamente las TICs sino una serie de tecnologías emergentes están produciendo una discontinuidad radical en todos los sectores de la economía y los negocios, prácticamente sin excepción, “El País”, solo muy esporádicamente, da cuentas de ella de manera puntual y desestructurada. El suplemento “Negocios” es otra buena muestra de ello. El director durante bastantes años, Javier Moreno, ostenta el dudoso honor de haber sido uno de los máximos responsables de un periódico que haya perdido más ventas en quiosco durante su mandato. No parece que el actual director Antonio Caño traiga unas ideas mucho más innovadoras. A la vista de que los directores de los grandes diarios españoles acostumbran a ser las cabezas de turco de la incapacidad de los máximos gestores empresariales para llevar a cabo la transición digital, podemos hacer apuestas sobre cuánto durará Antonio Caño en la dirección. El periódico no solamente ha perdido la mitad de sus ventas, sino también ha dejado por el camino una buena parte de la alta calidad que le caracterizó en otro tiempo. Siguen siendo valiosos una buena parte de sus colaboradores y secciones, como las páginas de Cultura, aún brillan con destellos nada desdeñables. Pero la caída del primer periódico de este país, al margen de cualquier juicio ideológico o de la competencia, es una mala noticia para todos.
Si (
No(
A favor (
En contra (
