La única diferencia es que no hay balas en la contienda, pero desde luego que tienen efectos parecidos, porque se busca hurgar en las heridas de aquel opositor (en esta contienda, auténtico enemigo político), con toda la artillería posible al alcance.
Como aquel héroe anónimo mexicano afirmaba…”al actuar los políticos el resultado es el de siempre…otra causa perdida”, viene a cobrar vida en las balas de insultos que se “disparan”, especialmente desde la izquierda a las personalidades políticas, que como es el caso de la Sra. Esperanza Aguirre, candidata a la alcaldía de Madrid, que para ellos es tan corrupta como los que han sido imputados o los que están en la cárcel. Es más, he escuchado en alguna tertulia política en las últimas horas, que le han llamado al PP una banda de delincuentes, y algún tertuliano pasándose veinte pueblos, ha “disparado” la bala de calificar al principal partido de este país como “organización criminal”.
Este tipo de descalificaciones e insultos, estaría automáticamente sancionado y castigado en países de gran tradición democrática como Reino Unido y Estados Unidos. No es el caso español, aunque queda el último “refugio”: el de las urnas. ¡Qué duda cabe que serán éstas las que finalmente castiguen o no a los partidos que están teniendo problemas de corrupción! Pero de forma democrática y en silencio.
Estamos de acuerdo que la libertad de expresión prevalece, pero tiene que tener al menos, el límite que debe imponerse a sí mismo cada persona en cualquier declaración o discurso que haga, que no utilice la calumnia, la injuria, el insulto o la descalificación.
No cabe duda que el ataque frontal que abriera Pablo Iglesias contra el PP en el inicio de campaña, es parte de su estrategia electoral en un momento en que su directo opositor Albert Rivera, prefiere denunciar la corrupción de una manera mucho más ética y dentro de lo que puede considerarse como normal, porque hay mucho que el PP quisiera esconder, pero Rivera que es un hombre inteligente, sabe que tendrá que pactar con el principal partido en circunscripciones claves a partir de mayo.
La ciudadanía –que no es tonta- le está dando su confianza, ya que Ciudadanos es el único partido que realmente sigue experimentando un crecimiento en intención de voto.
Rivera ataca con “balas de otro calibre” a la corrupción, denunciando el hecho, pero no atacando a ninguna persona en particular. Tampoco descalifica ni insulta. Mantiene ese tono moderado y conciliador en el que por más dura que puedan sonar sus palabras, siempre esboza una sonrisa que dibuja la esperanza en su rostro. Que la gente percibe como esos procesos que ilusionan y que ya han ocurrido en el pasado en España, con Adolfo Suárez y con Felipe González. La ilusión por el cambio en la ciudadanía es mucho más fuerte que todas las balas de insultos que se disparen, por más que algunas de ellas lleven razón.
¿Por qué está descalificando e insultando Pablo Iglesias? Porque siente la presión de la competición y que, como hombre intelectualmente muy preparado, inteligente y también astuto, sabe que las circunstancias propicias que tuvo Podemos en las europeas, no fueron las mismas que en las andaluzas y menos aún van a ser las que tengan en este mes de mayo. Y esto pone nervioso a cualquiera, aunque su estrategia de insultar y descalificar en vez de sumar le restarán votos, mientras que quién sea capaz de transmitir a los ciudadanos el mensaje de estabilidad de que “va a ver un cambio pero sereno” (Albert Rivera), posee la fuerza que no poseen las “balas disparadas” contra todo lo que se mueve que pase del centro a la derecha.
Pablo Iglesias se equivoca, porque ya hay jueces actuando y que ha demostrado España al mundo, que es una sociedad democrática moderna y abierta, en la que la Justicia finalmente es implacable.
Algunos analistas en tertulias de gran audiencia, llegaron a afirmar que la detención del Sr. Rato había sido una jugada “maquiavélica” del gobierno español para distraer la atención y dar un lavado de cara de que se actúa desde las altas esferas del estado. Pretender confundir al ciudadano con estas “conspiraciones” que sólo están en la mente de quién las expresa, es de una vileza inconmensurable. Sólo pueden creer este disparate, personas que están influenciadas por “la propaganda” y no por el debate.
Sr. Iglesias, Ud. lo tiene complicado, porque el pueblo español valora por encima de cualquier otra consideración, la estabilidad política y la seguridad de que seguirá viviendo en un país en el que puedan educar a sus hijos y nietos, a pesar del tremendo y trágico trance que la emigración de nuestras jóvenes promesas profesionales significa, porque el paro juvenil es insostenible. Pero esto habrá que resolverlo a la brevedad, con leyes de repatriación de talentos y con un gran consenso entre las fuerzas políticas, así como una lucha decidida en un gran marco de acuerdo entre agentes sociales y económicos, para disminuir sustancialmente esta tasa obscena de paro. Sin juventud preparada para el recambio en este país, no tendremos futuro.
Cuando Ud. emergió Sr. Iglesias en el panorama político español, surgió una esperanza de que por fin iba a abrirse una brecha en el bipartidismo. Pero no se confunda. Las personas que imprimen el cambio son las “revolucionarias”, pero una vez que la “gran revolución haya sido hecha” (aquí ya lo fue la Transición), lo que se quiere es dar un giro más hacia qué cosas hay que cambiar o cuáles no han podido ser conquistadas aún, caso por ejemplo de la batalla final por vencer la desigualdad económica. Pero la ciudadanía elegirá siempre lo menos traumático, lo más tranquilo.
Desde ya que hay que frenar los desahucios o que el gobierno en este punto no estuvo fino, como en otros países en los que se dio una tregua de dos o tres años en las ejecuciones hipotecarias y se pusieron en marcha leyes de segunda oportunidad. Aquí estoy con Ud., pero acuérdese que en el fondo, todas y cada una de las personas aspiran a mejorar su bienestar (derecho que tiene cada ser humano), pero quieren estar seguros que el país sigue siendo una potencia económica respetada en el mundo y que en cualquier latitud en la que un español se mueva, por trabajo o por placer, tenga el orgullo de sentirse español porque una vez más se ha superado una tremenda crisis como en el pasado también otras ha superado España.
Es falso también atribuir cualquier desgracia al destino fatídico del pueblo español que sucesivamente tuvo que enfrentarse a la adversidad, porque todas las sociedades y países también han tenido que hacerlo en algún momento. Pero en la España de hoy,
ya no van a ser necesarias las balas Sr. Iglesias, ni la guillotina, sino el debate de ideas, el respeto de los valores y los principios, pero en democracia, escuchando las opiniones de todas y todos, sin estridencias, ni insultos ni descalificaciones. La Justicia terminará poniendo a cada uno en su sitio…pero la historia también.
Tiene Ud. una cita con el destino…no cabe duda que será una personalidad importante en los próximos años en la política española. Pero me quedo con el Sr. Pablo Iglesias de “Viajando con Chester” y no con el de la campaña que Ud. ha iniciado, “disparando” y elevando el tono, que créame por más que lo siga subiendo, no le darán más votos.