ni sus otros socios bolivarianos son lo que reciben peor puntuación en libertad de prensa entre las naciones latinoamericanas. Posiblemente sorprenda que es México el país que recibió el puntaje más bajo en más de una década en el informe “Libertad de Prensa 2015” elaborado por la ONG estadounidense Freedome House, institución dedicada a la investigación y promoción de la democracia, libertad política y los derechos humanos.
Con todo, puede que más sorpresa provoque saber cuáles son los tres únicos países – número muy preocupante por lo reducido - de la región clasificados como libres: Surinam, las Guayanas Francesas y Uruguay, o lo que es lo mismo, sólo el 15% de las naciones latinoamericanas gozan de total libertad de prensa.
Lo cierto es que la falta de libertad de prensa no es un problema que atañe sólo a América Latina, ya que de los 199 países analizados en la investigación, solo 63 (32%) fueron catalogados como poseedores de libertad de prensa. Otros 71 países (36%) fueron descriptos como parcialmente libres, mientras que 65 (32%) naciones fueron clasificadas como no libre.
Estas cifras revelan que sólo uno de cada siete habitantes del mundo viven en países con una prensa libre (14% de la población mundial).
Todas las regiones mostraron descensos en su nivel de libertad, con excepción de África subsahariana.
Eurasia, en tanto, fue el territorio que sufrió la mayor caída, donde el 82% de la población vive en entornos donde los medios de comunicación no gozan de libertad de prensa.
Peor aún es la situación en Oriente Medio y África del Norte ya que el 93% de la población vive en países donde los medios de comunicación aún no son libres.
Como compartida, Europa es la región con el nivel más alto de libertad de prensa. Noruega y Suecia fueron los países clasificados de mejor desempeño del mundo.
El informe destaca que las condiciones de trabajo para los medios de comunicación se deterioraron bruscamente en 2014, alcanzando su punto más bajo en más de 10 años. Señala, además, que los periodistas de todo el mundo encuentran más restricciones de los gobiernos, los militantes, criminales y propietarios de los medios de comunicación.
"Los gobiernos utilizan las leyes de seguridad o antiterroristas como pretexto para acallar las voces críticas. Grupos de militantes y bandas criminales utilizan cada vez más descaradas tácticas para intimidar a periodistas y dueños de medios, intentando manipular el contenido de noticias para servir a sus intereses políticos o de negocios", explicó la directora del proyecto, Jennifer Dunham, quien añadió que uno de los desarrollos más preocupantes en los últimos años fue la lucha por los estados democráticos para hacer frente a una avalancha de propaganda de regímenes autoritarios y los grupos militantes.
Para Dunham, existe el peligro de que en lugar de alentar el periodismo honesto y la libertad de información como el antídoto adecuado y objetivo, “las democracias recurran a la censura o la propaganda de los suyos”, alertó la directiva de Freedome House.