Dos profesionales de la información y dos formas diferentes de enfrentarse a las nuevas realidades tecnológicas y comunicativas. Iñaki Gabilondo es un hombre que ha sabido reciclarse y en la actualidad expresa sus opiniones en formato video blog en la “La voz de Iñaki” en “El País”. Pero reconoce que, por falta de tiempo, no es un asiduo de las redes sociales. Mónica Carrillo, por su parte, es una tuitera muy activa y, aunque al principio se mostró reticente a la exposición extra a la que se podría ver sometida en las redes, lo cierto es que después comprendió que Twitter es una herramienta muy útil que la tiene totalmente enganchada. Además afirma que a los profesionales jóvenes se les exige ser un periodista 2.0.
Gabilondo puso el énfasis en el grave error que cometen los que van de expertos en nuevas tecnologías, creyendo que las nuevas son las que hay ahora. “Estamos en el primer minuto de un partido muy largo y todo está solamente empezando a moverse”. Gabilondo asegura que Internet ha abierto un mundo de infinitas oportunidades que no están cambiando únicamente la manera de comunicarnos ni el periodismo, sino al ser humano.
Y en esta etapa en la que las cosas “están pasando, lo estás viendo”, como rezaba el eslogan de su antigua cadena, CNN+, el periodista va a ser más necesario que nunca en la tarea de hacer entender al espectador lo que le llega después de darle el tratamiento periodístico correspondiente. La contextualización de los hechos será clave en un mundo en el que nos llega “un aluvión de flashes” que pueden convertirnos “en autómatas viviendo en la superficialidad”. El periodista ilustró esta reflexión con una metáfora: en las inundaciones, lo primero que escasea es el agua potable. “Lo primero que está notándose que escasea en la inundación de señales y datos que van llegando es la certificación de la solvencia de esos datos. Y, por tanto, la identificación del agua potable en la inmensa inundación en la que vivimos va a ser la nueva responsabilidad de los medios de comunicación. Cómo se balizan todas esas aguas para asegurar dónde está el agua potable”.
Mónica Carrillo se mostró de acuerdo con la labor del periodista en esa certificación de datos. “El peligro de la sobreinformación es que necesitamos filtros” que nos hagan saber qué noticias son más importantes, cuáles son ciertas y si la fuente es solvente…Y ésa es la función del periodista. “Tenemos una gran responsabilidad”, asegura, y una gran tentación, que es la de querer ser los primeros en tuitear algo, lo que supone también el poder ser los primeros en equivocarnos. Pero Twitter no es solo una herramienta de trabajo, es también una forma de entretenimiento. “Hay muchas dosis de talento, gente anónima con cientos de seguidores que a base de constancia y de tuits afortunados, irónicos y talentosos ha conseguido tener una legión de seguidores” entre los que se encuentra ella misma, que asegura que ante cualquier titular, le gusta buscar en ciertos perfiles el contratitular que siempre se produce.
Iñaki considera que los medios de comunicación aún están intentando adaptarse a esta nueva realidad social. La prensa escrita es la que más ha sufrido esta transformación y los periódicos más importantes del mundo están explorando mil caminos para recolocarse y rentabilizar la actividad, aunque ninguna de las fórmulas ensayadas ha cuajado aún. La radio tiene un lenguaje y unos tiempos más parecidos a los de Internet, “que ha traído la información constante, el fluir natural de la vida”. En cuanto a la televisión, “está asistiendo con mayor distancia, percibe la magnitud de la transformación y está intentando defenderse”.
Porque tenemos que empezar a cambiar el chip. “Lo que hay que evitar es el pánico heredado de la generación que vivía en la cultura de la seguridad y la estabilidad para entender que el nuevo mundo abre un sinnúmero de posibilidades”. Ese mundo en el que, según Nacho Escolar, antes se trataba de ver dónde se colocaba cada persona y ahora se trata de ver dónde coloca su visión de las cosas. Pero Gabilondo quiso alertar a los oyentes de que “no hay disparo sin retroceso”. Las nuevas tecnologías abren muchas posibilidades, pero también tienen limitaciones. Durante la Primavera Árabe, la función de las redes sociales se mitificó porque los usuarios consiguieron a través de ellas derribar a algunos dictadores, pero no fueron eficaces para construir la alternativa a esos dictadores. "Para sustituirles se necesitan mecanismos que aún tienen que ver mucho con las viejas tradiciones", por lo que la conclusión es que las nuevas tecnologías lo que pueden hacer "no es todo, sino mucho". En su opinión, simplemente estamos en un tiempo de transición hacia otra cosa que aún está por perfilar.
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